"Señora de los libros", "Señora de la Escritura",

viernes, 5 de abril de 2013

Dear Dad...

Just the thought of losing you somehow scares me. I try hard to imagine a different understanding of death but still my heart shrinks a bit in pain. It is not a physical pain though. It is probably the attachment because of the strong bond we have and we have created for so many years of sharing life together. Since I am aware of, you have been there. Your presence, your words, your teachings, your reflections, your books and translations, your comments about political, religious and economical issues, your jokes, your own adventures and a list of much more that characterises you. You have contributed enormously to who I am now. And I am happy Dad. You keep asking me, more recently than before, and Yes, I am happy with my life. I wouldn’t say everything is running perfectly well but in general I feel life has been very generous with me. And that was from the very beginning when you chose me as your daughter and when I was able to incarnate into this physical word. You and mum made that expression possible. I am grateful to you both. My heart stores plenty memories of childhood. Your love and tender, many times in actions and words, were there. I always had the feeling you allowed me to grow and choose what I wanted. And when I was making big decisions such as career, jobs, relationship, travelling, you were behind supporting silently. You allowed me to try and explore things on my own. You insisted in the importance of searching, seeking, touching, reading and making my own experience. Many times you said “You can’t teach someone to swim if that person doesn’t even try. Only by swimming is that you learn how to swim”. Your encouragement played such an important key that I have managed so far to keep a wider view of the world and a philosophical approach to it. Your retold stories about how you left Colombia and made it into Europe, your love to classical music, your passion to reading, learning and transmitting to others, your sense of humour even when you are not that well shows exactly the beauty of your being. I know you aren’t perfect and I wouldn’t like a perfect dad. I know some of your shadows but I have learned to let them aside and appreciate more your light. And it is exactly that positive side of you that I am keen to remember in the years to come. I often look at photos, some old and some more recent ones, and I am glad I had the opportunity to have a father like you, older but with a vast range of knowledge and experience. The price of your age was the amount of experiences and inner growth you made before becoming a father. Thanks for making me feel I was a jewel, a little treasure for you. I can hardly swallow and my eyes can’t hide my sensitivity when I imagine our souls embracing each other. The image is clearly beyond this material world. We are holding hands for eternity. No matter if we are no longer physically together. Our souls will reunite at some point and I am sure we will recognise each other. And just like that we will smile again and then we will continue to talk about life and its challenges. And probably you will read to me Tolstoy’s stories for children until I fall asleep in your arms.

domingo, 4 de marzo de 2012

Carta al viento con destinatario


Una y otra vez apareces en mis sueños y me sigo preguntando: por qué? Si acaso hay alguna razón para justificar tus apariciones o si son mis pensamientos inconscientes que me llevan hacia ti y hacia lo que ambos alguna vez consideramos eterno. Y aunque el tiempo no da espera y se lleva como el viento las pequeñeces y los detalles de aquel vínculo, tu imagen me persigue como sombra y termino casi siempre tratando de comprender que es algo que me pertenece, que nos pertenece - mejor aún. Y porque hubo mucho de luz y de belleza en la creación y en la manera en que la relación se consolidó, no puedo más que honrarlo y recordarlo con amor. Sin embargo, he aquí mis palabras. Las tuyas no las conozco, ni las he escuchado, ni siquiera me atrevo a imaginarlas porque siento que dejé de conocerte, que habían rincones que nunca fueron míos sino tuyos por completo. Y eso no lo cuestiono, lo comprendo y tolero desde mi luz aunque mi ego se inquiete y pregunte curioso por ti, por lo que haces, por tu proceso, por tu sendero.

La próxima vez que te vea en mis sueños me encargaré de mirarte profundamente a los ojos y contemplar tu alma de esa manera… te susurraré al oído las canciones que nos inspiraron… te cogeré tu mano para luego soltarla de nuevo… te diré que en mi corazón siempre ocuparás un espacio porque el cuento de hadas en el que tu y yo fuimos personajes centrales sigue siendo real en otra dimensión, sigue palpitando en lo más profundo de mi ser…

La próxima vez que te vea intentaré hablarte y escucharte… y si tú lo permites, te abrazaré con fuerza, con gratitud y con perdón… con la intención sana de cortar cualquier otro lazo de tensión y de dolor que aún exista o haya existido en el pasado.

Con amor y desde el alma… volando con las alas que algún día me regalaste.

jueves, 16 de febrero de 2012

Somos sombra, somos luz


Me sigue pareciendo increíble cada vez que el mismo pensamiento me visita: el tiempo que toma para que podamos materializar nuestros proyectos y que una vez dados algunos pasos nos cueste trabajo poder tener una imagen clara y completa de lo que queremos. A veces me siento tentada a acelerar esta obra en la que ahora soy protagonista y ver como si fuera una espectadora de cine cada una de las escenas e incluso poder conocer el final de este cuento. Un cuento que con frecuencia me sorprende, me confunde, me reta, me cuestiona, me asusta pero que me sigue atrayendo a pesar de todo. Un cuento que me hace volar y fantasear como quien salta de nube en nube, pero al mismo tiempo me golpea contra el asfalto lastimando mis más frágiles rincones.

No sé si ha sido el invierno o si es parte de lo que me corresponde pero ha habido momentos oscuros en los que, para ser sincera, he tenido que aprender a esperar pacientemente. Y entonces cuando llegan las oportunidades para tomar las decisiones me parece que no siempre tengo la respuesta ni la actitud correcta. Y siento como mi mente se transforma en un remolino de ideas, de frustraciones, de comparaciones, de dudas, de temores, de dramas, los cuales quisiera aprender a soltar. No es mi intención añadir peso alguno al equipaje que ya cargo sino por el contrario, mi propósito es dejar atrás lo que he venido arrastrando y que al final no ofrece nada a cambio.

Somos historias, somos pasado sin el poder de transformarlo, somos cuentos que hemos escuchado y que nos hemos narrado, pero sin embargo, somos páginas en blanco a la espera de ser descubiertas y vividas intensamente. Pero si permitimos que nuestra sombra tome parte en lo que decidimos, siempre estaremos con la inquietud y la poca certeza que estamos haciendo aquello que queremos. Porque la sombra nos susurra al oído lo débiles que somos, nos recuerda nuestros fracasos y derrotas, se reí de aquellos sueños que parecen imposibles y se alimenta de nuestra continua sed de pensar y pensar y pensar.

Nuestra sombra no pierde oportunidad alguna para mostrarse ante nuestros ojos, no teme vernos porque ya lo ha hecho por mucho tiempo y nosotros de manera absurda hemos empezado a encariñarnos con ella. Y mientras más poder le otorguemos menos será lo que plasmemos. Y mientras más atención le demos, más fuerte e invencible será aquella parte de nuestro ser que disfruta prolongar una vida de infelicidad, de telenovelas, de dramas y episodios oscuros. Sin embargo, la luz interna nunca nos ha abandonado y requiere ser vista conscientemente para alumbrar nuestros pasos.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Quisiera...


Anoche de nuevo la visita de aquella sombra hizo presencia y como suele suceder, me asusta verla a los ojos y reconocer que no puedo fácilmente deshacerme de ella sino que se acomoda en esos rincones dentro de mí que no visito. De repente llega una situación particular y entonces el foco de luz se desplaza para dar entrada a una escena que no es hermosa sino por el contrario es una vez más reflejo de mis imperfecciones e inquietudes. A veces me encuentro haciéndome las mismas preguntas y pareciera que las respuestas son esquivas, no me convencen del todo, no me parecen asertivas y por ello sigo en aquel círculo de repetir mentalmente lo que me genera conflicto.

Quisiera intentar meditar por el tiempo que sea necesario, como Buda lo hizo debajo de un árbol, o esconderme en alguna cueva o tomar un camino que me lleve a algún lugar donde nadie sepa quién soy y pueda así volver a empezar. Quisiera empacar mis cosas y recorrer el mundo para que mis ojos vean lo que intuyo, para que pueda apreciar otras formas de vida, otras creencias, otras maneras de pensar y de expresar…para que me libere de todo esto que pesa y bloquea la renovación de mi ser. Quisiera leer el texto que me explique y me recuerde lo que suelo olvidar, lo que con frecuencia se me escapa y debo de nuevo ir cual cazadora en busca de su presa.

Quisiera asistir al taller que cambiara mi vida y salir luego con las herramientas necesarias para enfrentar el mundo. Quisiera ver una señal en el camino que me indique lo que debo hacer cuando mi intuición no funciona. Quisiera despertar de un sueño en el que algún elemento mágico, algún gurú me haya enseñado y guiado para no dar la espalda a lo que me sorprende a diario. Quisiera escuchar la voz de algún maestro, o de mi propia conciencia murmurándome al oído lo que es más sano y positivo, venciendo la otra voz que me reprime, me genera culpa y emociones perturbadoras.

Quisiera tantas cosas… deshacerme de mi equipaje, despedirme de aquello que no sirve ni vale la pena seguir guardando, perdonar y perdonarme, digerir con más serenidad lo que no me gusta, comprender con amor y sin juicio lo que otros hacen, valorar más lo que tengo en cambio de resaltar las carencias, amar sin necesidad de proyectar, lanzar lejos las expectativas y mis propias resoluciones… quisiera aprender a sonreír y a ser feliz en medio de esta caverna en la que vivimos, sin que ello impida que mis pasos sigan siendo en dirección hacia la luz. Porque al final, no me importa si llegue a ver la verdadera luz, sino el hecho de recorrer un sendero que tiene sentido para mi alma.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Pensando en el 2012


Es costumbre y lo llevo hacienda ya varios años que cuando llega la navidad, o mejor dicho, el fin de año, yo saco un espacio para pensar y decidir lo que quiero para el nuevo año. Debo reconocer que soy algo optimista, porque al final no tengo la certeza ni siquiera de mi propia existencia pero me agrada el juego de poder que se nos otorga cuando decidimos, cuando con lápiz en mano nos atrevemos a soñar con aquellas cosas que queremos. Por eso dudo igual que la vida sea el resultado de buena o mala suerte. Para mí es en cambio una mezcla entre nuestras propias decisiones y lo que la vida nos tenga como obsequio. Sé que habrán sorpresas y que no todo está bajo mi control. Esto a veces me asusta o me inquieta porque me hace sentir débil ante las leyes universales; pero con actitud filosófica sabemos que depende de nosotros la manera como respondemos, la manera como reaccionamos ante esos obsequios que se nos otorgan con el paso de los años. Algunos llegan cargados de luz y triunfo, otros en cambio nos recuerdan las cadenas que nos aferran, los apegos que se consolidan y los temores que se esconden en nosotros.

Estos días he tenido el tiempo de sentarme a escribir las resoluciones y lo he hecho pensando en 4 aspectos que considero esenciales en mi vida: lo físico, lo emocional, lo mental y lo espiritual. Cada uno de estos componentes contribuye de manera significativa como las 4 partes de las alas de una mariposa. Para que pueda emprender un vuelo sano y alto, debo encargarme por velar que las dimensiones se distribuyan de la mejor manera. En ocasiones suelo expresar que aunque mi vida es inspirada por un ideal espiritual, ello no significa que no otorgue atención alguna a aspectos más concretos y/o superficiales. Si poseemos un cuerpo físico, entonces es claro que hay que atender sus necesidades. Y así sucesivamente con otros tantos cuerpos que nos caracterizan.

Solemos poner poco o nada de atención al mundo espiritual porque es tan sublime y tan elevado que pareciera que no entra en nuestras prioridades. Sin embargo, mi poca experiencia me ha enseñado que podemos encontrar armonía en ambos aspectos. Que el hecho de reconocernos seres espirituales en una manifestación humana no indica que descuidemos nuestra alimentación, ni nuestras horas de sueño, ni mucho menos que no tengamos aspiraciones materiales ni profesionales. De alguna u otra manera esta complejidad de ser humanos nos coloca en la posición de reflexión ante todo aquello que poseemos, aquello que tenemos a nuestro alcance y aquello que vislumbramos a lo lejos.

Que el 2012 nos permita: hablar menos y reflexionar más, preocuparnos menos y amar más, guardar menos y expresar más, juzgar menos y perdonar más, comprar menos y obsequiar más, hacer menos y ser más nosotros mismos, retener menos y soltar más… Que sea el año que necesitamos para seguir despertando de este gran sueño en el que solemos dormirnos.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Se acabó el año


Tan sólo faltan unos días para despedir el año y recibir el 2012, año en el que se ha dicho será el fin del mundo, para lo cual yo sigo siendo algo incrédula. En medio de la celebración navideña, los afanes por comprar regalos, las expectativas de lo que otros nos darán, el envío de tarjetas y mensajes virtuales, las decoraciones, villancicos, en fin, son tantas las distracciones que solemos tener en estas fechas que poco o nada de tiempo nos queda para evaluar lo que ha sido nuestro año.

Ayer se celebró el solsticio de invierno (en esta parte del hemisferio) y la invitación giró en torno a vencer la oscuridad, a encontrar la luz y ser capaces de ver el sendero de nuevo. Porque gracias al invierno no solo valoramos más la llegada de la primavera sino que nos refugiamos dentro de nosotros por unos segundos. Que importante es hacer aquel alto en donde interiorizar lo que han sido nuestros logros, nuestros “fracasos”, nuestras mayores pruebas, nuestros aprendizajes! Nuestra memoria, que a veces no es tan buena, suele olvidarse de todo aquello por lo que atravesamos en el año. Tendríamos que realmente sentarnos a pensar y evocar lo que mes a mes fuimos viviendo.

Estoy segura que todos los que leen estas líneas tuvieron momentos alegres y conquistas interiores, como también momentos donde el dolor hizo presencia o incluso emociones como frustración, ansiedad, tristeza, desconsuelo, entre otras. Todos de alguna manera hemos resistido, hemos salido de entre las tinieblas porque gracias a nuestra naturaleza humana hay una fuerza interna que nos impulsa y nos inspira a seguir en la lucha aunque a veces el norte no esté del todo claro. Y ello no significa que siempre hemos estado sonrientes. Unas cuantas lágrimas hemos dejado brotar, lágrimas que nos demuestran lo sensible que somos y lo hermoso que es poder expresar abiertamente lo que sentimos. Llorar no es símbolo de fragilidad sino de vida, y ahora más que antes comprendo porque de vez en cuando se nos agua la mirada, tanto en situaciones bellas como en eventos en que se nos encoge el corazón. Un año más que se nos va pero hemos crecido internamente. Un año que tuvo un sin número de circunstancias, muchas en las que nos vimos envueltos internacionalmente con las noticias, y otras más privadas que nos pertenecen a nosotros.

Aquello que hemos asimilado será parte de nuestro equipaje para los siguientes años; aquello que aún nos cuesta digerir, nos seguirá persiguiendo cual sombra proyectada en el suelo. El poder de soltar, desapegarnos y fluir en esta experiencia de vida, es cuestión de actitud. A cada uno le deseo un 2012 del tamaño de lo que seamos capaces de lograr.

jueves, 27 de octubre de 2011

Como pasa el tiempo


Cuando hablamos de tiempo creo que siempre nos asombra lo rápido que transcurre. La primavera del 2010 trajo sin dudas grandes transformaciones en mi vida, algunas con dolor y otras en cambio me devolvieron la luz y la esperanza. Para ese entonces la reflexión giró en torno a lo efímero que son las cosas que creemos poseer en el plano de lo material y lo irreal de pensar que nuestras relaciones son eternas. Cuando finalmente decidí dar aquel paso hacia adelante y cerrar por completo lo que había significado tanto para mí, no fue mucho el tiempo en soledad y frente a mi apareció de repente una puerta atractiva y bella que hasta el momento la sigo conservando.

Ahora lo celebro con mucha más tranquilidad porque los primeros meses compartiendo con una nueva persona me producían una sensación de culpabilidad, de incertidumbre, de tristeza porque todos los sueños que había construido se esfumaban dejándome en un estado de fracaso emocional. Ahora comprendo que nada sucede por casualidad. Aquel encuentro no fue parte de un juego del destino sino que tuvo que darse en aquel lugar, en la hora en que fue, en las condiciones que se dieron y entre dos almas que hoy sonríen juntas. A veces recuerdo que cuando mis alas de libertad empezaban a gozar del vuelo solitario, un cazador de ojos azules se acercó y yo observando la nobleza de su ser me enamoré de nuevo. Sí, me enamoré cuando pensaba que el amor iba a ser esquivo; me enamoré pero no de la misma manera porque el amor que ahora siento ha crecido, he aprendido a amar de una forma distinta.

Nuestra experiencia y madurez nos hace ver la vida de manera diferente, por eso aclaro que no es el mismo amor. Mi primer amor se dio con tanta profundidad y complicidad pero este nuevo amor tiene un sabor exquisito, tiene picardía, tiene mezcla de historias, tiene diversidad, tiene mayor madurez y posibilidad de diálogo en un idioma que no nos pertenece porque el inglés no es nuestra lengua materna. Y puede que este pequeño detalle le sume atractivo porque es una relación que ha nacido en la distancia pero la cual me ha permitido explorar y descubrir la mujer que soy ahora. Esa mujer seria cuando se trata de compromisos, alegre cuando hay la oportunidad de serlo, sensible cuando algo roza mis más delicadas fibras, seductora cuando se trata del placer, y soñadora, profundamente soñadora que me veo en ocasiones en apuros por colocar los pies en la tierra.