Inspirada en un ejercicio budista del grupo al cual vengo asistiendo desde el año pasado me he motivado por unos cuantos días – y con la idea de incorporarlo en mis hábitos - a la práctica de “mindful walk” (caminata consciente). El acto de caminar entonces se puede tornar en una acción más consciente en donde incluso nuestro cuerpo y nuestra mente se conectan por instantes para dar la calurosa bienvenida a un sin número de sensaciones, ideas y vacíos. Y es que a veces nuestro caminar se torna en un trote, en estar a las carreras mirando un reloj que nos recuerda que debemos acelerar el paso para llegar a tiempo a nuestro destino. Por ello se nos ha olvidado lo profunda que puede llegar a ser una corta caminata cuando nos disponemos plenamente a vivirla, cuando nuestros sentidos se entregan por completo y entonces nuestros ojos empiezan a observar y a notar cosas que siempre han estado ahí pero que hemos ignorado; nuestros oídos se vuelven sensibles a cada sonido, algunos más armónicos que otros; nuestro cuerpo percibe su propio peso y tensión; nuestros labios degustan el sabor de la libertad y hasta incluso se nos da la posibilidad de oler nuestros propios recuerdos y proyectos.
Y esta experiencia que empezó como un reto dentro de mi curso se ha transformado en una actitud ante la vida. Debo reconocer que en ocasiones olvido y entonces me veo como muchos otros corriendo para alcanzar el bus – lo cual cuando llegué a Londres me sorprendía -, corriendo para coger el tren, corriendo para llegar puntual a mi trabajo, corriendo para lograr atender los compromisos que yo misma he colocado en mi vida… pero con frecuencia traigo a mi mente las enseñanzas budistas en este sentido y ese alto me permite de nuevo gozarme los minutos que a diario camino. Caminar es algo que todos hacemos, es algo sencillo, es algo que o se vuelve rutinario o lo enriquecemos con una nueva mirada, con el alma abierta para aprender de cada cosa que hay a nuestro alrededor: de cada ser que se atraviesa, de cada mensaje que está ahí afuera… detrás de un árbol, detrás de una sonrisa, detrás de un hombre ciego cruzando la calle, detrás de una pareja enamorada, detrás de un niño llorando, detrás de la lluvia… detrás de TODO. Y todo esto y más siempre han estado ahí esperando a que lo notemos pero ser parte de esta sociedad nos tiende a volver insensibles y a atender lo que supuestamente es más importante.
sábado, 13 de marzo de 2010
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Que lindo e "iluminador" si se puede decir asi :) Gracias por compartir esto Nata. Eso de manejar el tiempo y disfrutarlo en los momentos tranquilos y los de "acelere" tambien es algo que todos tenemos que hacer para convertir de alguna manera ese "acelere" en algo mas positivo para nuestras vidas. Un abrazo fuerte. Lady Gonzalez.
ResponderEliminarNatalia:
ResponderEliminarQue bella Reflexion! yo tambien he tratado de practicarlo, es mas facil para mi conseguirlo en la playa, la sensacion de la arena en los pies es distinta a cuando haces la caminata mecanicamente y la manera como percibes el oleaje y el viento en el rostro, personalmente nunca me ha gustado caminar o ir por ahi con musica en los oidos, pienso que me roba mucho de la magia que implica el contacto con el exterior, me gusta escuchar la musica sentada, y dedicada solo a esa mision, tambien se puede volver un acto meditativo.
Mil gracias por este articulo!
Lumediana
Se la pasa uno corriendo de un lado para otro y de tanto correr no queda sino el cansancio y el vago recuerdo de un sin número de actividades. Tan compenetrados estamos con la cultura de "las mil obligaciones" que sentarnos a cazar pispirispis es considerado una pérdida de tiempo. Esto me recuerdo unos monjes en la India que pasan su vida encerrados en una celda meditanto. Desde el punto de vista occidental, esto sería una pérdida de tiempo porque podrían estar trabajando, contribuyendo a la economía, viajando, consumiendo, endeudándose. A la hora del té es tan irónico nuestro estilo de vida que se termina preguntando uno si no tendrá más sentido lo que los monjes están haciendo. El cui está en encontrar un balance creo yo y andar el camino "que tiene corazón".
ResponderEliminarQue tus caminatas sigan siendo fruto de inspiración así haya algunas que sean de noche y por varias horas, que gran oportunidad para practicar mindful walk.
Sigue compartiéndonos tus experiencias, son muy enriquecedoras y porfavor, no me saques de tu facebus.
"el sol brillará mañana, puedes apostar a que mañana, sale el sol. Si tu tienes fe, mañana, hayarás a todos tus problemas, solución..." Y mañana no es el futuro distante sino mañana 20 de marzo. Si no reenvías este email a tu lista de contactos, se te aparecerá un príncipe con zapatos de cristal y terminarás como Rapunzel a quien le tocó esperar que llegara un caballero a rescatarla y jamás se le ocurrió que ella solita podría cortarse el cabello para usarlo como un lazo y así escaparse de la torre. He dicho.