martes, 18 de enero de 2011
Nunca es demasiado tarde para soñar
Un nuevo año ha iniciado y con el nuevo concepto que manejamos de tiempo y espacio en nuestra sociedad moderna, si no abrimos los ojos ahora nos encontraremos en diciembre con una expresión de sorpresa que suelo escuchar con frecuencia: “Pero como se fue de rápido este año!”, “Hace nada estábamos celebrando el año nuevo y se pasó volando!”. Puede que detrás de esa sensación que a veces nos invade haya algo de cierto pues los advances tecnológicos han tenido bastante impacto y han cambiado de forma significativa nuestra cotidianidad. Estoy segura que mi padre ha sido testigo de una gran cantidad de inventos e innovaciones y en ocasiones se sigue asombrando al ver una memoria USB que contiene todos los archivos del computador. Para quienes somos jóvenes y para las futuras generaciones hay mayor capacidad de comprender el lenguaje de lo virtual y lo electrónico. Sin embargo, es aquí mi punto de mayor reflexión, no siempre contamos con la disciplina – lo cual solemos atribuir a la falta de tiempo – para sentarnos a pensar en aquello que queremos. Cuan importante es soñar libremente hasta donde nuestras alas se extiendan en un horizonte de posibilidades infinitas. Cada cierre de año representa un ciclo que culmina así como una oportunidad de renovación que solemos pasar por alto reemplazándola por celebraciones, festejos, regalos, banquetes, tarjetas, vacaciones, entre otras. Y entonces y con mucha frecuencia nuestros sueños y proyectos se quedan escondidos en aquel baúl sin fondo que si no nos atrevemos a mirar, terminaremos por olvidar que existe.
Nuestra vida está inspirada en aquello que queremos hacer de ella y si bien no siempre contamos con la claridad absoluta pues nuestra naturaleza humana es cambiante y compleja, considero que es esencial darnos el espacio para indagar en nuestras propias convicciones. Porque es ahí cuando nuestros pasos adquieren sentido y despertar a diario no es un trabajo arduo y tedioso sino fácilmente sonreímos ante el Sol que se ha vuelto cómplice de nuestros nuevos propósitos. Y cuando llegue el momento en que las dudas o el temor hagan presencia, que mejor que mirar hacia dentro de nosotros porque es ahí donde habitan las respuestas, respuestas que a veces no son visibles cuando damos prioridad a la personalidad y nos identificamos con la parte más densa y tangible de nuestro ser, dejando de lado nuestra esencia divina y espiritual. Soñar es un acto que todos disfrutamos ya que la mente suele viajar sin límite alguno para ser, tener y hacer lo que queremos. No se trata solamente de un ejercicio para fin de año. Cualquier mes puede ser una opción para visualizar con fuerza, actuar en consecuencia con las ideas que defendemos y ser conscientes también de lo mucho que el Universo conspira. Soñar es un acto mágico en donde todos somos los arquitectos de nuestra propia vida; somos los actores sin libreto de una obra que culmina quien sabe cuando pero que sin duda tiene escenas de drama, terror, misterio, dolor y victorias.
Que el 2011 sea un año de conquistas internas y externas y de muchas exploraciones guiadas por la sed de nuestra alma. Que cada día sea una motivación para dar lo mejor de nosotros mismos, para amar con mayor generosidad, perdonar con profunda comprensión y seguir buscando cual aventureros los muchos tesoros que la vida tiene para ofrecernos. Que sepamos encontrar el espacio y el tiempo para estar con nuestro interior y escuchar aquella voz sabia que muchas veces y de tantas maneras se ha manifestado pero que en medio de nuestros compromisos no siempre logramos atender. Que nadie sienta que es demasiado tarde para dar luz verde a sus sueños!!!
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Nunca es tarde para soñar, y asi como la oruga que pacientemente, con fé y confianza, espera hasta ver alcanzado su sueño de extender sus hermosas alas y llegar a otros lugares, misteriosos y magicos, debemos renovar las fuerzas, pese a los obstáculos, y emprender el viaje con la convicción de ver alcanzados nuestros sueños, cada vez mas nuestros, cada vez mas reales, sueños por los que vivimos, morimos y volvemos a vivir.
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