"Señora de los libros", "Señora de la Escritura",

viernes, 4 de febrero de 2011

Y dónde queda lo Sagrado?

Hace unos días repasaba algunos textos de filosofía para dictar una de mis clases y como suele suceder, cuando debo organizar las ideas para transmitirlas a otros es cuando más aprendo y cuando mayor conflicto hay si ha de ser algo que no he logrado conquistar internamente. Por eso dicen por ahí que enseñar es aprender dos veces y yo agregaría que no hay mejor manera de aprender que enseñando. No siempre quienes hemos tomado la decisión de enseñar y aportar en la formación de otros es porque estamos totalmente maduros y claros, pero cierta chispa de entusiasmo nos anima a estar frente a otros en un aula pero al mismo tiempo al lado de estos corazones que escuchan sedientos de Ideales filosóficos.

Cuando se habla de lo Sagrado creo ustedes compartirán que se trata de algo especial, importante y sobre todo en conexión con una dimension superior, con aquello que va más allá de nuestro mundo tangible e ilusorio. Mucha prioridad le hemos dado a lo profano, lo ordinario, lo exotérico, lo cotidiano, lo cual no es que sea malo sino que no es suficiente pues no logra de ninguna manera reflejar todo lo que somos. Somos una estructura humana compleja dotados de una esencia divina representada en nuestra alma inmortal. Y así como atendemos con gran afán las necesidades de nuestro cuerpo físico, que sin duda nos exige comida, placer, sexo, descanso, y demás, así mismo debemos ocuparnos por alimentar otros cuerpos menos obvios pero igualmente vitales en nuestro crecimiento y desarrollo. Me atrevo a pensar que este cuerpo físico es un vehículo, el mejor con el que contamos para dar expresión a una semilla atemporal y como toda semilla se requiere de tiempo, disciplina, constancia y esperanza para producir frutos.

Mientras leí encontraba que muchos son los ejemplos de como las civilizaciones antiguas mantenían ese nexo con lo superior, valorando la naturaleza como manifestación de una Mente creadora. Numerosos ritos, ceremonias, celebraciones, ofrendas, construcciones, corroboran la naturalidad con que lo sagrado permeaba lo cotidiano. Y entonces existían espacios sagrados también en donde se podia vibrar y sentir la plenitud de quien se reconoce parte de un todo como lo es una gota en el inmenso océano. Poco nos ha quedado de aquellas épocas y de ahí que de vez en cuando notemos cierto vacío, vacío que no se resuelve en el mercado porque no se trata de algo que se adquiere como quien compra un nuevo traje. De hecho, remover el vacío no tiene precio alguno porque lo sagrado nos pertenece a todos, solamente que lo hemos olvidado.

Que cada uno sepa recuperar y construir espacios mágicos, templos para nuestra alma en donde se nos facilite estar con nosotros mismos y alzar la mirada hacia el cielo. Al hacerlo podremos divisar aquella estrella que aún en la noche más oscura siempre seguirá brillando. Tristemente nuestra sociedad ha promovido una vida más individualista y pocas son las oportunidades en donde nos sentimos como una gran Familia. Que lo Sagrado haga de nuevo aparición para finalmente encontrar sentido a nuestros días, para sentir aquella unión mística con el Cosmos. Hay quienes dicen que la vida es un largo trayecto, no de un punto A a un punto B, sino precisamente un trayecto que nos llevará de nuevo a lo Sagrado.

4 comentarios:

  1. Gracias, hija, por compartir estas inquietudes y recordarnos a todos la importancia de no perder de vista lo Sagrado. Recomiendo a Mircea Eliade en el tema de Lo Profano y lo Sagrado.
    Abrazos fraternales, mum

    ResponderEliminar
  2. Pues precisamente a eso vamos a reunirnos hoy; para celebrar lo sagrado a través de la danza. Nos vemos en un par de horas. Adelante.

    ResponderEliminar
  3. Es muy inspirador!!!! Gracias por abrir tu corazon y compartir la luz que tienes en el.

    Un especial abrazo

    Nerea

    ResponderEliminar
  4. Gracias mi Naty por compartirnos tus escritos. Son mi pausa refrescante del día. Abrazos, Alfredo

    ResponderEliminar