"Señora de los libros", "Señora de la Escritura",

jueves, 7 de abril de 2011

Entre las cosas que ODIO

Todos tenemos situaciones, personas, recuerdos, imágenes, ideas, emociones, sensaciones que nos molestan, todas aquellas que generan un sabor amargo en nuestros labios y que difícilmente digerimos con calma y serenidad. Hacernos los sorprendidos con ello no tiene sentido, quizás resulta más interesante identificarlos y aceptarlos como parte del paquete de experiencias humanas que nos corresponden vivir. Por algo se nos presentan y para ser capaces de comprenderlos se requiere madurez y una gran dosis de aceptología. Muchas son las veces en las que me recuerdo a mi misma que poco control tenemos de los acontecimientos externos y en muchas ocasiones nos toman por sorpresa. De ahí que no haya a quien culpar cuando obramos de una manera u otra porque sin duda somos quienes construimos nuestra propia existencia. La música de esta fiesta que es la vida la colocan los de arriba, la forma en que decidimos bailar y gozárnosla es nuestra. Quejarnos del que escoge la música (DJ) es sencillo; criticar los estilos de los otros al bailar es tentador; pero abrir los oídos y percibir el sonido de cada nota musical es definitivamente un reto cotidiano. Ahora sin más preámbulos compartiré de manera reflexiva lo que personalmente tiende a ser una oportunidad de aprendizaje a través de las cosas que odio.

• Odio que sucedan catástrofes naturales en donde somos tan frágiles en relación a la fuerza de la Naturaleza
• Odio que el hombre encuentre razones para pelear, para arrebatar vidas como si se tratase de un juego en el que hay que ganar por encima de todo
• Odio que las cosas no sean claras y que no hagamos nada al respecto para clarificarlas
• Odio que tengamos que justificarnos, a veces incluso cuando lo hacemos sin que haya necesidad, tan sólo por el placer de satisfacer nuestro ego
• Odio que las cosas no resulten como las hemos planeado (es cuestión de flexibilidad!)
• Odio que haya gente, niños, ancianos, discapacitados en las calles mendigando y que poco hagamos al respecto. A veces nos conmovemos y otras veces cerramos nuestros ojos para no ver aquello que nos refleja lo que es “injusto”
• Odio que veamos con mayor rapidez lo que nos separa en vez de nuestras similitudes. Todos estamos en el mismo sendero evolutivo por más o menos conciencia que tengamos
• Odio que lo espiritual se confunda con lo religioso y que además lo religioso se convierta a veces en tema de rivalidad y discusión sin que pueda honrarse lo que la palabra significaba en tiempos pasados
• Odio que no seamos capaces de ser libres, naturales, de ser Nosotros Mismos sin temor alguno al qué dirán
• Odio que la sociedad de consumo nos entretenga cada vez con más posesiones y lo que es peor aún, que creamos que al adquirirlas seremos felices
• Odio que las relaciones humanas se tornen en telarañas de confusiones cuando no hacemos un uso adecuado de la comunicación
• Odio que olvidemos nuestras propias conquistas y logros cuando estamos frente a un nuevo desafío
• Odio que otros sean capaces de ver en nosotros el potencial que nosotros nos negamos a ver porque la autoestima y la confianza en nosotros no es suficiente
• Odio que no seamos capaces de amar abierta y generosamente simplemente porque el egoísmo puede más y poco nos han enseñado a amar de verdad
• Odio que el sexo se convierta en un tabú o en algo de lo cual no estamos dispuestos a compartir con una apertura mental y con la convicción que es medio sagrado de unión
• Odio que el tiempo o mejor, el que hacemos del tiempo, no nos permita en ocasiones abarcar todo lo que quisiéramos hacer
• Odio que nos sintamos jóvenes y de pronto viejos; con proyectos e ilusiones y de pronto con un afán absurdo de ver materializadas todas nuestras ideas
• Odio que tengamos que dar tantas vueltas alrededor de nuestros sueños hasta un día levantarnos con la determinación necesaria para hacerlos realidad
• Odio que empecemos algo, por ejemplo, empecemos a leer un libro y unos meses más tarde nos topemos de nuevo con este tesoro que no hemos terminado de leer. A veces son años después que un libro resulta ser significativo habiéndolo tenido a disposición
• Odio que nos quejemos del clima como si pudiéramos hacer algo, como si tuviéramos el poder divino de escoger cuando llueve y cuando hace calor. Es en la ciclicidad de la estaciones que se esconde la belleza de la Naturaleza
• Odio que circulen pensamientos e ideas destructivas en nuestra mente porque sé el daño que producen
• Odio que no sepamos asumir compromisos por temor a no ser fieles a ellos
• Odio que reacciones con drama y exageración cuando conscientemente sabemos que todo tiene una solución (y si no hay solución pues no sirve de nada reaccionar así)
• Odio que no seamos capaces de tomar riesgos, de aventurarnos a lo desconocido, de probar, de decir Si, de dar bienvenida a otras experiencias
• Odio que creamos tener la razón cuando existen multitudes de creencias, concepciones, estilos de vida, todos igualmente válidos

Entre las cosas que odio siempre hay un espacio para encontrar de nuevo la serenidad, aquella que se nos escurre entre las manos cuando más deseo hay por poseerla.

1 comentario:

  1. Que ejercicio tan liberador Nata. Lo voy a hacer para mi misma. Gracias!

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