"Señora de los libros", "Señora de la Escritura",

sábado, 25 de diciembre de 2010

Lista de Gratitud 2010

Gracias a Dios, a la vida, al destino, a las leyes de la Naturaleza, a mi Ser Superior…

Por mi familia (incluyendo todos los miembros pero especialmente mis padres y mi querida hermana).
Por mi trabajo y mi nueva experiencia como profesora.
Por todas las lecciones que logré enseñar en Acrópolis y también las lecciones que recibí como estudiante.
Por la prosperidad y abundancia.
Por haber sido capaz de terminar una relación y meses más tarde comprender qué tan importante es sanar mis pasadas experiencias para vencer el temor a amar nuevamente.
Por cada persona que conocí y que me enseñó algo.
Por mi nuevo compañero quien me ha dado suficiente motivación para ser yo misma.
Por cada viaje y cada lugar que visité.
Por la gran oportunidad de haber ido a Colombia y el tiempo que pude compartir con mi familia y mis amigos.
Por mi blog que empezó en febrero y continuará como un ejercicio que me impulse a escribir un libro en el futuro.
Por los correos electrónicos de gente que aprecia compartir procesos y sentimientos.
Por cada palabra que aprendí en mi vocabulario de inglés.
Por el trasladarme a un nuevo lugar, un pequeño cuarto que me ofrece más libertad e independencia.
Por los momentos que he compartido con gente amable (charlas, cantos, bailes, comidas, etc.).
Por todos esos libros que llegaron a mis manos y me hicieron recordar.
Por el alimento que comí ya que soy bendecida al tener suficiente comida.
Por mi salud y el flujo de energía que constantemente sentí para cumplir con mis compromisos.
Por el contacto con la meditación y las enseñanzas budistas.
Por estar rodeada de gente que manifiesta su generosidad y bondad.
Por hacerme entender que la vida no es una carrera sino un viaje mágico.
Por las respuestas que encontré y las preguntas que todavía tengo (como lo he dicho muchas veces, las
respuestas siempre están esperando que las veamos pero a menudo las ignoramos).
Por dar un paso adelante para conocerme mejor, aunque a veces tenga miedo de lo que veo.
Por cada lección que me ha dado la vida incluyendo penas y alegrías.
Por todo el soporte y amor que obtuve cuando aparentemente estaba sola.
Y por supuesto, gracias por el cuerpo físico, mi energía, mis emociones, mis pensamientos y mi profunda convicción que somos más que lo que pensamos… somos almas en un regreso eterno.

(Traducido del inglës por G Lema. Editado por Natalia)

lunes, 20 de diciembre de 2010

Seguir sin tí pero contigo



No comprendo porque me sigo asombrando de los textos que a mis manos llegan si soy una fiel creyente en las leyes cósmicas y kármicas donde todo tiene su razón de ser, incluso en aquellos momentos en que no vemos con claridad el por qué de ciertas vivencias. Leer la experiencia de la autora en el libro Seguir sin tí, quien atraviesa por una separación luego de más de 20 años, escuchar su voz y percibir así las emociones me ha permitido regresar de nuevo a un capítulo que creí había cerrado hace algunos meses. Mejor dicho, lo que creo haber hecho fué acelerar un cierre, un poco de negación por temor al dolor, me encargué de ocupar mi mente para evitar caer en la tentación de pensar, porque cuando se piensa en ocasiones es como querer digerir una porción más grande de la que cabe en nuestra boca… no hubo de otra sino respirar profundo e ir tragando el amargo sabor de una separación. Y cuando hablo de este proceso de separarse no lo reduzco al aspecto físico en donde se cogen unas maletas y se abandonan los espacios, sino además a la sagrada conexión que hay entre dos almas que han vivido unidas por muchos años. El tiempo en este caso ha sido mi amigo galopante y me ha hecho ver con verdaderos ojos lo que antes no era visible para mí pero siempre estuvo ahí; el tiempo me ha ayudado a sanar las heridas de esa niña que existe en mí, comprendiendo que crecer a veces duele; el tiempo me ha enseñado que aún cuando somos derrotados en apariencia hay siempre pequeñas victorias en nuestro interior. Sólo uno sabe cuando ha aprendido, cuando ha dado un paso en la interminable senda de la vida.

Por eso hoy quiero seguir sin tí pero contigo a la vez porque mi corazón sabe a quien ha amado y no olvida como quien borra unas letras de un tablero los procesos compartidos. Invoco la presencia de una llama, una luz mágica que recorra cualquier rincón oscuro que nuestra relación haya dejado, una luz sanadora que tenga efectos terapeúticos, una luz que nos haga recordar lo que nuestras almas siempre han sabido pero con frecuencia olvidan.

Quiero seguir sin tí pero contigo a la vez porque siempre he agradecido la posibilidad de haberte conocido, de haber crecido a tu lado, de haber incluso cambiado en esos años en los que signos de mujer empezaban a hacer su aparición. Hoy, he vuelto a ver en tí de nuevo esa alma noble de la cual me enamoré y esa pequeña semilla que llevabas dentro ha empezado a extenderse hacia el Sol.

Todas las despedidas encierran una dosis de nostalgia, como cuando se deja el colegio o se viaja a otro país o se despide a un ser que ha partido. Pero la existencia de inicios en un mundo dual hace que de inmediato exista su opuesto, los cierres. Lo que entonces importa es la manera como construímos esos cierres: si optamos por azotar la puerta y salir corriendo o, en cambio, honramos el vínculo y nos fundimos en un abrazo eterno.

No cuento aún con la formula mágica para cambiar lo que ya fué pero si pudiera en mi imaginación retroceder el tiempo, escogería la segunda opción porque hay mayor posibilidad de conservar la sonrisa cómplice entre los dos.
Seguiré sin tí pero contigo hasta que sea la hora de regresar.

sábado, 30 de octubre de 2010

El hombre que busco

Un hombre...
con el que pueda construir
con el que pueda ser YO sin miedo a ser juzgada
con el que pueda sonreir, divertirme, reir a carcajadas
con el que pueda explorar la sexualidad sin tabúes y sin temor
con el que pueda leer un texto en compañía con el que pueda compartir unas crispetas y una película romántica
con el que pueda hablar abiertamente de cualquier tema (incluyendo religion, familia, economía)
con el que viaje, cante, baile, cocine, duerma, descubra

Un hombre que sea independiente
que no busque una mamá sino una amante, una compañera de ruta
que tenga sueños y proyectos personales
que tenga inquietudes ante la vida
que se pregunte, que busque respuestas, que siga preguntándose,
que medite, que reflexione, que de vez en cuando escuche su alma para dar prioridad a lo espiritual y lo profundo y no lo superficial

Un hombre que sepa alimentar la relación con detalles
que me sorprenda y que se deje sorprender
que me apoye en mis decisiones
y me haga ver con ternura y con objetividad su punto de vista cuando no comparta mi opinión
que me escuche y me haga partícipe de su mundo interior
que me despierte un día con una canción (aunque no tenga la mejor voz)
o proponga algún plan para pasar el día juntos

Un hombre que tenga la intención – y se note – de conocerse
que no se conforme con lo que es y lo que tiene
que tenga los pies bien puestos en la tierra pero su mirada hacia el horizonte
que no le de miedo de arriesgarse ni a enfrentar cualquier batalla interna
que reconozca sus errores y aprenda de ellos
que sepa discernir con sabiduría ante cualquier situación que se presente….

Un hombre que no sea perfecto pero que tenga deseos de ser mejor,
ese es el HOMBRE que busco con la esperanza que
yo sea la mujer que él busca.

jueves, 28 de octubre de 2010

Lo que el otoño se lleva

Definitivamente el otoño es una estación hermosa. El suelo se viste de colores y los árboles parecen perder su traje sin lamentos, sin dolor porque aunque queden desnudos por unos meses tienen la certeza que volverán a estar rodeados de hojas, flores, pequeñas criaturas, y que por supuesto, tendrán la oportunidad de renacer una vez más. Observo al caminar las tonalidades de estas hojas; percibo el viento frío que me recuerda que el invierno se aproxima; y algo en mi interior se estremece al invitarme a “dejar ir” (let it go), a dejar partir, a soltar todo aquello que a veces tiendo a cargar sin necesidad alguna, y que por el contrario, cuando vuelvo a topármelo entonces se reviven situaciones grises. Me imagino que esto es parte de vivir y que el hecho de movernos en un mundo dual hará que siempre estemos experimentando los extremos: la felicidad y la tristeza, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, el éxito y el fracaso, entre otras.

Mientras seamos protagonistas de esta rueda de la vida, la rueda de Samsara como la llaman en la India, nuestra barca irá navegando hacia extremos y tan solo cuando haya mayor conciencia entonces nuestro navegar será inspirado en armonía, en paz y en plenitud. Cuando veo pasar el tiempo y me confronto a mi misma de nuevo, despiertan multiples inquietudes de las cuales tengo respuestas en construcción. Y cuando llegan otra vez las preguntas, entonces pareciera que tuviera que alimentar a mi mente con alguna explicación racional y lógica, cuando no siempre las encuentro. Pero si en cambio trato de contactar mi voz interior, esa sí sabe y comprende los procesos por los cuales he atravesado, las conquistas y derrotas que mi alma ha vivenciado, las luces y las sombras que son parte de esta manifestación corporal y de este paso por la Tierra.

Que paradójico resulta a veces que lo que muchos han señalado como nuestra mayor expression de evolución y lo que suele diferenciarnos del reino animal, la capacidad mental, es la que muchas veces no termina siendo la major guía. Creo más en la existencia de una sabia voz que ha aprendido, que ha recorrido grandes distancias y ha explorado en distintos tiempos, una voz que me orienta y me recuerda el sentido de mis pasos. Y entonces, si de repente me enfrento a una multitud de dudas, una particular sonrisa se dibuja y mis ojos se empañan porque dentro de mí está lo que busco. Eso que mantengo buscando, eso que a través de mis viajes, de la gente que conozco, de los libros que leo, de las películas que veo, de las canciones que canto, de los templos que visito, de los planes que construyo… eso tan solo se hace visible cuando estoy lista para aceptarlo.

A veces me hubiera gustado ver ciertas cosas algunos años atrás pero todo tiene sentido y esta vida no es más que una larga aventura donde podemos decidir ser héroes cotidianos o simples espectadores. Que el otoño nos permita despedir sin nostalgia lo que debe irse, y que nuestra atención se mantenga abierta a dar la bienvenida a todos esos pequeños mensajes que a diario suelen aparecer en nuestro sendero.

sábado, 28 de agosto de 2010

CUANTA TIERRA NECESITA UN HOMBRE

(Texto abreviado por mi padre Germán Lema)

En “Cuánta tierra necesita un hombre” describe Tolstoy la historia de un campesino honesto que aún habiendo tenido éxito en la vida nunca se sentía satisfecho y quería adquirir más y más propiedades para hacerse rico.

Un día llegó a enterarse que más allá del Volga había una región donde el municipio acostumbraba entregar por mil rublos la tierra que se recorriera durante una jornada, desde la salida del sol hasta que se oscureciera en la tarde. El compromiso por su parte era el de iniciar el recorrido en un punto determinado y regresar a ese mismo punto. De no hacerlo así perdería los mil rublos.

Más se demoró Pajom, que así se llamaba el campesino, en oír esto que en ponerse en marcha.

“Increíble”, pensaba. “Estas gentes desconocen el valor de sus tierras, mejores que las que yo he trabajado antes”. Sin embargo todo el mundo le aseguraba que los funcionarios del municipio respetarían el trato tal como se lo habían prometido.

Así, pues, se fijó el día y el lugar de la partida y muy cumplidamente antes del amanecer llegó Pajom, se quitó el sombrero y puso sobre él los mil rublos requeridos.

“Toda la tierra que abarcas con la vista es de nuestra propiedad y puedes escoger la ruta que quieras. Partirás de aquí y aquí mismo debes regresar. Tuya será la tierra que abarques en tu recorrido”, confirmó el funcionario.

Pajom se quitó la chaqueta, se aseguró el cinturón, colgó de éste una bolsa con pan y una botella de agua. Se arregló las botas y mientras salía el primer rayo de sol observaba que la tierra era buena por todas partes y que le daría igual cualquier dirección que tomase.

Salió el sol y Pajom echó a andar con su azadón al hombro, con paso seguro, ni lento ni rápido. Al poco rato paró, hizo un hoyo y enterró el primer jalón que indicaba visiblemente la ruta que había seguido. Un kilómetro más adelante hizo lo mismo, y así fue adelantando. El calor arreciaba y ya no veía el punto de donde había partido. Calculaba haber recorrido unos cinco kilómetros y sentía que era hora de almorzar.

Se quitó las botas, comió rápidamente, y reemprendió la marcha descalzo pues podía caminar más ligero. Ya llevaba la mitad de la jornada y era hora de pensar en el regreso, pero a medida que avanzaba mejor le parecían las tierras. “¿Cómo no incluir este bosquecito, y aquél valle?” La oportunidad era única. Aunque se sentía cansado no quería recostarse un rato por temor a quedarse dormido, y haciendo una curva prolongada para incluir un laguito inició definitivamente el regreso. Le quedaban cuatro horas todavía y decidió apretar el paso.

Pronto sintió un gran cansancio. Le dolían los pies y le flaqueaban las piernas. Pensaba en descansar pero de hacerlo seguramente no llegaría a la meta. Afortunadamente los rayos del sol ya no caían verticalmente, pero....

“¿Qué será de mi si no alcanzo a regresar? He sido demasiado ambicioso. Lo he echado a perder todo”, pensaba Pajom, y le entró miedo. Se quitó la camisa y la tiró lejos, igual que las botas y la gorra, y también la botella ya vacía.

Al cruzar una depresión le pareció que el sol se había ocultado pero revivieron sus ánimos al llegar a la cima de una colinita desde donde logró divisar la meta. “He adquirido mucha tierra pero no estoy seguro que Dios me permitirá vivir en ella. Creo que todo está perdido”.

Sin embargo un último esfuerzo sería su salvación. Ya divisaba las siluetas de los funcionarios que lo esperaban y oía sus voces que lo animaban a seguir adelante, pero su mente divagaba y se arrepentía de su codicia. El corazón le palpitaba, y casi se le salía del pecho. Veía a las gentes que se reunían para darle la bienvenida, y con un esfuerzo que jamás pensó tener, y al mismo tiempo que se ocultaba el último rayo de sol, pisó la meta y cayó desmayado sobre el sombrero donde había dejado los mil rublos.

“Eres muy valiente y ahora eres muy rico. Has abarcado una gran cantidad de nuestra mejor tierra”, dijo el funcionario jefe.

Cuando acudieron a levantar a Pajom vieron que sangraba por la boca: estaba muerto.

El funcionario ordenó medir su cadáver y cavar el área necesaria para darle sepultura ahí mismo.

lunes, 23 de agosto de 2010

Errores que matan al AMOR

Estando en Barranquilla visitando a un gran amigo – el cual aprecio mucho – me topé curiosamente con este tema, el cual sin duda me llamó la atención. Tal vez porque pienso que he sido igual una de aquellas que cometió errores en su relación aunque preferiría no llamarlos errores porque pienso que conscientemente no se cometen sino que nuestros ojos se tornan ciegos por momentos y nos enredamos en las múltiples situaciones que nos llegan cuando tenemos una pareja. Creo y con mucha más firmeza hoy, que en nuestras manos está el destino aunque no desconozco que hay influencias superiores también como seres espirituales que somos. Eso que se conoce como el Karma no es más que el resultado de nuestros propios actos, así que no deberíamos sorprendernos cuando llegan las victorias y cuando igualmente llegan los fracasos. Y cuando digo esto siento como cae el peso de la responsabilidad de lo que hasta el momento he logrado en mi vida, de la misma manera que aquello que he perdido o se ha simplemente esfumado de entre mis manos.

Leí un texto corto basado en esos errores comunes y para ser sincera no estuve de acuerdo con todos los puntos y me imagino esto hace parte de comprender lo diversos que somos y los muchos colores con que podemos ver las cosas que pasan a nuestro alrededor. No es mi intención realizar un consenso y estar todos de acuerdo, pero si deseo señalar algunos de los aspectos negativos que llevan a una relación a su fin o a una crisis.

- Creer que cambiaremos al otro. Quién somos para disponer de nuestra pareja? Acaso no es mejor concentrarnos en lo que nos corresponde cambiar de nosotros mismos en vez de pretender que sea el otro el que cambie?

- Infidelidad. Si es humano y natural sentirnos atraídos por más de una persona, cómo manejar este principio? Por el momento me reservo a opinar al respecto ya que mi concepto se encuentra en construcción.

- Violencia psicológica. Conocemos al otro a tal punto que tenemos la capacidad de lastimar y manipular a nuestro antojo, lo cual son más que golpes duros.
- Relaciones rápidas. El tiempo es algo relativo y puede que a veces nos basten unos instantes para percibir la nobleza de un alma.

- Miedo a estar solos. Pensar en la soledad suele atemorizarnos aunque es en medio de la soledad que se abren puertas internas que antes no habíamos visto.

- Basar la relación en el aspecto sexual. El sexo se puede llegar a vivir de manera plena y maravillosamente profunda incluyendo sabiamente otros elementos más sublimes.

- Buscar imponerse para dominar al otro. Tendemos a disfrutar de la idea de “mandar” al otro, de insistir en nuestra propia forma ignorando que el otro merece ser reconocido.

- Resolver los problemas en la cama. El sexo puede jugar un papel fundamental pero hay situaciones que requieren mayor atención y la cama no se presta para ello.

- Comparar la relación actual con la anterior. Que incómodo se torna estar en esta actitud de señalar como eran antes las cosas, recordando con nostalgia lo que ya se ha ido. El presente merece una oportunidad de renovación, un empezar de nuevo.

- Permitir que la familia se inmiscuya. No siempre resulta positivo involucrar a otros en algo que es de 2.

- Idealizar a la pareja. Quien toma nuestra mano no es un ser perfecto colmado de virtudes solamente.

He aquí otras ideas pensadas desde mi propia experiencia.
- Altas expectativas. Esperar mucho del otro, de uno, de la relación
- Dificultad en construir en conjunto y ver un destino en común
- No manejo de las diferencias. Intolerancia a lo que no es nuestro pensar
- Rutina y la creencia que los años traen consigo la afirmación en el amor
- Falta de tiempo o más bien, de calidad en los momentos que se destinan para alimentar la relación. El amor por tanto no crece
- Creer que somos mitades buscando completura en el otro. Solo en la medida en que trabajamos en nuestro interior lograremos ofrecer al otro lo mejor de nosotros. No se trata de ir en busca de lo que carecemos.

Y para ti que lees esta reflexión, cuál o cuáles crees que son los errores que matan al amor?

Qué es eso de la magia en los amores múltiples?

No sé si por casualidad o más bien, por causalidad he vuelto a toparme con un libro el cual extrañamente he devorado en 2 días mientras visitaba junto con mi padre a un primo muy cercano de Pereira. Así que además de recorrer la ciudad y regresar a las tierras de Salento, en donde estuve hace algunos años atrás, pude igualmente adentrarme en un tema que no quise comprender ni me llamo la atención cuando mi hermana me lo compartió. He aquí mi primera reflexión: la vida nos ofrece oportunidades pero no siempre estamos atentos ni dispuestos a escuchar. El tema no me sonó y mis preocupaciones estaban en otras cosas. Ahora desde el mismo título del libro me sentí atraída por aprender. ( "Las virtudes del poliamor" de Yves-Alexandre Thalmann ). Comparto casi que cada una de las líneas partiendo por reconocer que "todos estamos inmersos en un universo de atracciones diversas y frecuentes". Pero a medida que vamos creciendo nuestra forma de acercarnos a la relación sentimental nos va ofreciendo un panorama multicolor que puede llegar a desestabilizarnos o por el contrario, a hacernos ver estrellas donde no las hay.

No obstante, son impresionantes los grandes porcentajes de fracaso en las relaciones monógamas, aquellas que la mayoría de nosotros no solamente profesamos sino que aparentemente vivimos al iniciar un vínculo con otro ser. Inconscientemente estamos condicionados a considerar que este tipo de uniones son las únicas, las ideales, las mejores. Sin embargo, la práctica nos muestra las grandes dificultades que ello implica, o no? Será acaso una utopía amar a alguien para toda la vida?
Es que la realidad de cantidades de parejas que se torna casi que imposible vivir esos ideales. Hoy en día son muchas las problemáticas que encontramos: el incremento del comercio sexual en el que para la venta de cualquier objeto o servicio se exhibe una mujer bien dotada físicamente en la mayoría de los casos. Por internet cada vez se promueve más el sexo virtual, los videos pornográficos, entre otras.

Personalmente no juzgo nada que vaya en pro de la sana exploración, la innovación, la creatividad en el conocimiento del ser o en una pareja. Pero estoy en desacuerdo con el detrimento del ser, la valoración que hay del mismo desde su corporalidad y el exceso de cualquier acto que termina en vicio. A esto se suma el concepto de “infidelidad” y del engaño porque se oculta por temor a asumirse y no se cuenta con la claridad y madurez emocional y mental para dar cabida a lo que se conoce como el poliamor. Eso ni se nos ocurre porque suena a libertinaje, a promiscuidad, y finalmente, suena hasta peligroso. Para ser franca mi primera reacción fue: “No he podido con uno, cómo será con más!”. Leyendo este texto comprendo el porque de mi respuesta y el rechazo de muchas personas. Quizás usted en estos momentos se encuentre pensando que el poliamor no es para usted ni nunca lo será. Esta actitud ante el amor no es conveniente para quienes son frágiles de corazón, o más bien, para quienes somos frágiles de corazón.

No pretendo extenderme porque el tema da para más. A qué nos lleva todo esto? A cuestionarnos, diría yo, la concepción que manejamos del AMOR porque si nuestra línea es la relación monógama, hablamos acaso de un amor exclusivo, un amor que no puede abarcar más de uno, un amor egoísta y posesivo donde somos dueño del otro y pertenecemos por lo tanto a ese otro; un amor condicional que se pierde al darse en vez de multiplicarse; un amor en el que vale más la cantidad que la calidad; un amor que muchas veces se basa en la insatisfacción y en la carencia. Y entonces para dónde se fue el AMOR noble y generoso, ese que con frecuencia nos hace suspirar en las películas, ese que nos motiva a iniciar el día, ese que nos hace ver la luz cuando se ha ido. “Ser poliamoroso es abrirse al amor y responder favorablemente cuando se presente” y esto no significa andar buscando con quien pasar la noche sino que abarca el verdadero sentido de dar sin temor y sin esperar, lo cual nos cuesta mucho. Que hermoso sería poder amar sin dejar de ser nosotros mismo sino atreviéndonos a permanecer naturales, sin necesidad de máscara alguna.

Aclaro y comparto que mi posición es cuestionarnos y repensar nuestras relaciones pues he encontrado que los mismos principios del poliamor se pueden aplicar en la monogamia. Se trata del respeto al otro, la comunicación franca, la no posesividad y la igualdad en los géneros. Si bien Freud afirmaba que “todos somos polígamos reprimidos”, yo sigo contenta con la idea de construir vínculos monógamos porque creo que carezco de la comprensión profunda en la práctica de esta posibilidad. Me daré a la tarea de construir inspirada en lo que este texto pudo obsequiarme y lo que yo pude leer entre líneas desde mi poca experiencia.

lunes, 2 de agosto de 2010

Cuando de terminar se trata

He encontrado que escribir un poco sobre mis propios procesos no solamente me permite compartir con otros sino también me exige realizar una mirada retrospectiva de lo que fué para con mayor sabiduría comprender el presente. Y en medio de ello me inspiro en la filosofía budista que se sustenta en la impermanencia de las cosas de este mundo. Así como hay inicios, hay cierres. Así como el sol nos despierta, también se oculta por un tiempo. Así como abrimos nuevas puertas, también cerramos otras, quizás con candados con el propósito consciente de conservar lo que fue bello, lo que fue noble y sigue siendo metafóricamente eterno.

Cuando empecé mi relación tenía 18 – 19 años. Tuve la fortuna de toparme con un sapo que al besar se transformó en un bello príncipe que supo llevarme al cielo en más de una ocasión. Sin ser una princesa juntos construimos castillos donde dimos espacio al amor juvenil y a la complicidad de dos almas inquietas, almas que no se contentaban con las propuestas que veían cercanas a sus cotidianidades. Quienes fueron testigos por los muchos años de esta historia de vida, conocen con más detalles las circunstancias que caracterizaron esta relación. No deja de ser complejo el resumir en líneas los más de 8 años compartidos. Sin embargo, el corazón sabe atesorar aquello que ni el tiempo ni las muchas justificaciones del ego pueden borrar. Basta con cerrar mis ojos por unos instantes para evocar los muchos instantes de luz y de sombra que como pareja la vida nos ofreció y también el karma que juntos fuimos cosechando.

Cuando de terminar se trata se hace frente a una batalla interna que pretende hacerte ver las muchas consecuencias que ello implica ya que durante el tiempo se han creado hábitos, se han establecido vínculos, se han alimentado imágenes, se han planeado proyectos, se ha dado espacio a la confianza, se han visitado tantos espacios y se han compartido tantas fechas, se ha pensado y sentido tanto que incluso nos perdemos en el otro ser y dejamos de ser quienes somos.

Cuando de terminar se trata se encuentra uno frente a sí mismo, sólo de nuevo, frente a lo que verdaderamente somos. Ya no hay a quien culpar, ya no hay víctimas sino responsables de actos humanos, de procesos en los que interiormente crecemos de manera significativa porque parte de nuestra propia experiencia y no de lo que otros nos han dicho o de lo que hemos escuchado o hasta leído por ahí en algún momento. Ya ni siquiera son las voces de nuestros padres transmitiendo sus vivencias sino que son voces internas de un alma que solamente madura por medio de las múltiples circunstancias terrenales.

Cuando de terminar se trata el ego se arma de razones, señala listas de motivos para justificar e identificar diferencias, aquellas que generan las fricciones entre los seres humanos y nos llevan a que finalmente se diga: “basta! y se acabó”. Es el ego el que fácilmente hace aparición, el que lastima, el que permite sentirse lastimado. Pero más allá de ello, somos seres de luz y claridad que tan sólo por medio de tomar decisiones hacemos frente a nuevos retos y situaciones que no dan espera porque van fluyendo como el río fluye con sus aguas.

Cuando de terminar se trata se comprende con mayor fuerza que en esta vida son pocas las cosas que son eternas aunque nuestra esencia lo sea. Pero puede ser que nos cueste construir esos vínculos inmortales con otros seres porque en ello juega un papel fundamental la convivencia, la construcción colectiva, la negociación, y por supuesto, la libertad de ser quienes creemos que somos. Ser naturales, ser nosotros mismos frente a los demás es una tarea que me resulta en este momento más importante que antes.

Cuando de terminar se trata hay que realizar una limpieza interna y externa; una renovación que te permita respirar de nuevo el aire de vida que se impregna en cada cosa que nos rodea. Sólo así se encuentra la determinación de seguir adelante, mostrando sonrisas cuando hay motivos – los cuales son muchos – y compartiendo nuestras lágrimas también. Somos todo ello y es hermoso que así sea porque tiene su sentido aunque muchas veces nos cueste estar de acuerdo con esto al estar atravesando alguna dificultad.

Cuando de terminar se trata el corazón tiende a cerrarse temporalmente con temor a permitir que sea otro quien se adueñe de él y entonces el camino se torna un poco incierto, los pasos temerosos muestran alguien que ha amado y no cree inicialmente que cuente con la posibilidad de volver a amar. Sin embargo, por más oscura que sea la noche, el Sol siempre hará aparición al día siguiente y he ahí la esperanza de volver a renacer. De lo contrario, no habría mayor motivación ni sentido en esperar ni en continuar caminando.

No deseo extenderme porque si hay algo que he aprendido en los últimos meses es que cada quien tiene que vivir, a cada uno de nosotros la vida nos tiene una serie de experiencias que son las que nos corresponden y no hay duda en que en nuestro interior contamos con las armas necesarias para salir victoriosos. Y aclaro, victoria no es siempre ganar sino aprender.

Cuando de terminar se trata se pasa una hoja del libro y se cierra un capítulo de vida. Y yo, la misma que ustedes ya conocen, seguiré creyendo en los príncipes azules porque alguna vez tuve uno en mis brazos y si bien ya no lo está en estos momentos, me alegra alimentar la idea que habrán nuevos castillos si me dispongo a explorar los muchos y nuevos horizontes que se abren ante mis ojos de mujer.

jueves, 22 de julio de 2010

Reflexiones inspiradas en la filosofía budista

Mientras hablaba de Buda y compartía con otras personas las enseñanzas de este Maestro Espiritual venían muchas ideas a mi mente de lo que es la vida, de cómo nos resulta tan complejo comprender que las cosas en este mundo son pasajeras. Todo viene y se va, llega y parte, sin que podamos hacer nada al respecto porque esa es la naturaleza de este mundo material en el que estamos inmersos. Tan solo la esencia del ser permanecerá y para quienes creemos que a este mundo hemos de regresar, pues esta esencia encontrará de nuevo la forma de manifestarse para seguir un proceso evolutivo y de crecimiento. Solemos poner nuestra felicidad en manos de objetos, de situaciones, de seres que nos rodean; y entonces cuando algo de esto nos falta o nos falla pareciera que estuviéramos condenamos a sufrir, a recorrer la senda de la infelicidad.

La felicidad es un estado interno al que se llega sin dependencia alguna en el mundo externo – o por lo menos a esa conclusión he llegado hasta el momento después de leer a Buda y de recordar algunas palabras sabias de Plotino. Pero como no estamos muy conscientes de la realidad, de aquello a lo que llamamos real, pues terminamos apegándonos a lo ilusorio y pasajero. Un día no planeado la vida nos muestra que se trata de una rueda – la rueda del Samsara – en donde hay subidas y bajadas, nacimientos y muertes, luces y sombras, días y noches, triunfos y derrotas, y así sucesivamente. Una rueda en la que estamos destinados a permanecer mientras no hayamos alcanzado la liberación o lo que los budistas conocen como el Nirvana. Y no por ello debemos sentir que no hay al respecto por hacer, sino por el contrario, el ejercicio es estar conscientes de nuestra actitud, de nuestras reacciones, de nuestras justificaciones para hacer o no hacer algo, de nuestras tendencias a reproducir lo que el sistema nos vende o lo que hemos heredado de nuestros padres.
Afortunados aquellos que pueden ver más allá de la superficie para divisar a lo lejos las estrellas, aquellas que nos guiarán a las profundidades de nuestro ser.

Quisiera igualmente compartir algunos ejercicios que pueden llegar a ser útiles para quienes deseen acercarse a la filosofía budista o simplemente experimentar un poco con el objetivo de Despertar.

• Caminata consciente: aquellos recorridos que hacemos a diario a pie los podemos aprovechar para estar en contacto con nosotros y descubrir que hay rincones que aún no hemos explorado en nuestro interior.

• Preguntarnos: Es realmente cierto? A veces hay ideas que rondan en nuestra cabeza sobre algún comentario, alguna situación en particular, etc. En vez de seguir alimentando esta idea, podemos hacer un alto y preguntarnos si eso es cierto. Muchas veces nos damos cuenta que no vale la pena desgastarnos con juicios destructivos que otros hacen para con nosotros.

• Diario: al final del día escribir unos breves renglones sobre algo que hayamos notado en particular, algún aprendizaje, alguna inquietud, alguna reflexión. Regresar con el tiempo y leer aquello que hemos escrito no solamente es interesante sino que nos permite ser cómplices de nuestro propio proceso.

• Meditación o momento mágico: concentrarnos en la respiración y trayendo de nuevo nuestra atención cuando la mente se dispersa y se haya viajando por los múltiples pasadizos con los que juega. Se recomiendo hacer un conteo de 1 a 8 y regresar de 8 a 1 y así seguir. Contar nos ayuda a centrarnos más.

• Dieta cultural: asistir a eventos culturales, a presentaciones de ballet, de ópera, visitar museos, galerías de arte, bibliotecas, ir a charlas, a talleres, a cine. Todo lo anterior nos alimenta y nos nutre de una manera positiva.

• Lo que no quiero cambiar: para identificar nuestras luces es bueno tomarnos el tiempo para hacer un listado de aquello que no queremos cambiar. Estas son nuestras piedras fuertes en las que podemos sostenernos mientras trabajamos en las sombras que también hacen parte del paquete con el que venimos.

• Salir al campo: buscar espacios en los que podamos estar en contacto con la naturaleza para recargarnos de energía. La naturaleza es un libro abierto para aquel que está dispuesto a leer las maravillas de la vida. Observar un árbol, un camino de hormigas, una gota de rocío, el sol ocultándose para dar bienvenida a la noche; observar y compartir con nuestra tierra es vital.

• 1 acto consciente: escoger a diario un acto en el cual queramos practicar la presencia consciente. Puede ser lavando los platos, cepillándonos los dientes, comiendo, cocinando, entre otras. Durante ese periodo que no debe ser muy largo, nos proponemos vivirlo a plenitud.

• Atención a nuestros monólogos: nuestra mente es increíble y con frecuencia nos ofrece una serie de películas de drama que si estamos atentos podemos darle un final feliz en vez de alimentar esos diálogos que nos acostumbramos a tener.

Deseando que cada uno sepa encontrar el camino adecuado para encontrarse a sí mismo, la cual parece ser una tarea de nunca acabar.

Regresando a mi tierra Colombia

Estoy a unas cuantas horas de pisar nuevamente tierra colombiana y cuando pienso en ello se me hace un nudo en la garganta, mis ojos se humedecen y una sonrisa pícara se dibuja en mi rostro. Quienes han vivido este tipo de situaciones comprenderán más fácilmente esta sensación extraña, mezcla de alegría y de nostalgia, que me invade y me acompaña. Talvez a ello se suma la claridad que hay un partir, que en 6 semanas el avión irá en dirección contraria para aterrizar en Londres.

Cuando pienso en este viaje no puedo dejar de agradecer a la vida por facilitarme y hacer realidad el reencontrarme de nuevo con mis padres, mi familia y amigos. Han pasado 2 años y no sé si eso es poco o mucho pues termina siendo un concepto relativo. Poco para accedera la gran variedad de oportunidades que Londres ofrece pero mucho si me refiero a los lazos que me unen a la gente, vínculos con todos aquellos que han participado activamente en mi vida.

Estoy segura y así lo dice mi intuición, que muchas cosas han sucedido en estos dos años. Lo veo en mi propia vida y decisiones que he venido tomando y lo siento igualmente en mi interior. Me inquieta saber como será mi actitud estando en el lugar donde crecí, como percibiré a la gente, como será el sabor de cada plato, como me encontrarán aquellos que aprecio, como será despertar de nuevo en la cama que me perteneció en algún momento por tantos años.
Ya habrá tiempo para resolver estas dudas y para enriquecer mi experiencia personal...

lunes, 3 de mayo de 2010

El ingrediente secreto es nada...

Ayer compartí una película infantil Kung fu Panda con unos amigos y a pesar de ser un género infantil encontré elementos de reflexión que me robaron por momentos mis pensamientos pero afortunadamente no me desvelaron pues el cansancio acumulado me permitió disfrutar de horas extra de sueño en Paris. Para quienes han visto la película puede que les resulte más sencillo entender mis líneas. Panda descubre que el ingrediente secreto que su padre y sus antecesores han venido usando en su especial receta es: nada. Y luego en otra escena en la que recibe el tan anhelado pergamino con la sabiduría necesaria para ser un buen guerrero, lo abre y lo encuentra vacío “aparentemente” pues su imagen se refleja cual espejo.

Yo observo este tipo de imágenes y es como si algo se activara en mi ser para leer el profundo mensaje que se oculta tras un velo, velo que pocos muestran interés en remover hoy en día. Hace muchos años tuve la oportunidad de ver otra película sobre un hombre guerrero que debía pasar por un sin número de pruebas, arriesgando su vida, superando las dificultades, entre otras, para que al final pudiera encontrar el tesoro que inspiraba su aventura. Cuando lo abre se sorprende al ver frente a si mismo su propia imagen reflejada en un espejo. Definitivamente es ahí donde debemos buscar y no en otro lugar. Es ahí donde albergamos las herramientas, el poder, el potencial para abrir nuestras alas y alzar vuelo como Juan Salvador Gaviota, para no seguir eternamente sobrevolando la superficie.

Hay tanto que conocer de nosotros mismos pero a veces nos resulta más atractivo atender más los afanes de un mundo externo en el que se nos exige producir, consumir, volver a producir para volver a consumir y así sucesivamente. Y en medio de esa rutina y las preocupaciones por adquirir nuevas cosas para poder “ser felices” y satisfacer “nuestras necesidades”, el tiempo se nos empieza a pasar sin mirar hacia dentro de nosotros y sin alimentar nuestra vida interior. Así como nuestro cuerpo físico necesita de alimentos para mantenerse vital, con la misma urgencia e importancia nuestra vida interior requiere de otro tipo de alimentos que no se encuentran en las cadenas de almacenes que solemos visitar.

He aquí algunas sugerencias que desde mi propia experiencia puedo compartir:
- Propiciar espacios de silencio. Aprender a estar con nosotros mismos
- Tener contacto con la naturaleza. Salir a caminar. Sentarnos en un parque
- Hacer una pausa antes de comer. ( Esta es inspirada en mi hermana! )
- Caminar con conciencia y abrir los sentidos hacia dentro.
- Meditar
- Leer y pensar en eso que se ha leído
- Servir por una causa noble
- Compartir con la gente. Escuchar lo que otros tienen por contar.

Qué tal si construimos algunas otras ideas de cómo enriquecer nuestra vida interior a partir de las que se vivencian?
Agradeciendo desde ya su participación.

El eterno presente

He vuelto a recordar una frase que mi padre solía repetirme de niña, tantas veces lo hizo que me la aprendí y esta vez hace parte de lo que me inspira a escribir. “Qué es la vida? Un frenesí. Qué es la vida? Una ilusión. Que toda la vida es sueño y los sueños sueño son ... como a nuestro parecer todo tiempo pasado fue mejor”. Con frecuencia se tiende a mirar a aquello que ya no está en nuestras manos, aquellas memorias de tiempos en los que sonreíamos, en donde todo parecía ser más sencillo y fácil, tiempos en los que apenas se iniciaba y por lo tanto todo era más novedoso y al mismo lugar era enigmático porque no se lograba visualizar futuro alguno.

Siempre he sido una amante de los buenos recuerdos, trayéndolos a mi mente cuando considero necesario y por ello talvez es que termino descuidando por no decir evadiendo este presente que se nos ofrece a cada instante. Porque ni para que hablar del mañana si en gran parte es incierto, robando de nuevo la atención del aquí y el ahora. He leído algunos textos sobre ese poder o esa capacidad de vivir el eterno presente pero sin embargo en la práctica para ser sincera aún me muevo como un péndulo entre la visita nostálgica de un pasado y el ansioso y poco claro panorama del futuro. Imagino que se trata de un equilibrio armónico que nos permita vivir inteligentemente un día a día, basándonos en las experiencias y el aprendizaje adquirido y proyectando con mayor certeza y una gran dosis de flexibilidad lo que vendrá. Quisiera encontrar la fórmula mágica – y si alguno ya la tiene pues se las recomiendo – para solamente albergar lo bueno, lo positive, lo bonito en mi corazón y no dejar que la oscuridad ingrese pues es tan fácil que empiezo a percibir dolor, empiezo a identificar fricciones que para nada enriquecen.

Que tan importante se vuelve dar entonces prioridad al amor, al perdón, a la profunda comprensión de los seres humanos y de nuestra complejidad reflejada en las relaciones que establecemos. Si esta vida es tan solo una ilusión, si este viaje no es tan largo y es aquí y ahora en donde nos encontramos, pues deberíamos ser más concientes de rodearnos de espacios fraternos en donde dar un abrazo se convierte en lo natural y no en lo que escasea; en donde podemos entregarnos sin miedo alguno y sin necesidad de usar máscara alguna pues hay la libertad de ser quien se es. El hoy es lo que tenemos en frente. Estas líneas al ser leídas han quedado revoloteando en mi mente como un pájaro lo hace cuando hay una jaula que lo ha capturado. No pretendo que suceda lo mismo con ustedes pero si que nos obsequiemos unos segundos para digerir la frase con la que cierro esta entrada.

“El pasado es historia,
el futuro un misterio pero el HOY es un regalo,
por eso se llama PRESENTE”.

Gli Italiani sono molto gentili

Regresaré pronto a Londres con algunas pocas palabras en italiano que espero conservar en mi mente hasta una próxima aventura en esta bota itálica en la que brevemente y sin exagerar puedo decir pase unos días maravillosos en compañía de una familia colombo-italiana. Vine inicialmente a Bérgamo a reencontrame con una amiga colombiana, la cual fue mi profesora cuando yo era pequeñita. Me he sentido como en casa, creo que he sido adoptada por unos días y eso lo percibo ante la profunda generosidad que no creo yo tener. Pensé en esa valiosa virtud de dar y como muchas personas, en este caso esta familia en particular, tiene esa actitud de entregar sin condición. Muchas de las veces cuando damos y somos generosos es porque hay una pequeña dosis de interés, un deseo por sacar provecho o por lo menos de recibir un reconocimiento. Como quisiera erradicar este tipo de acciones en mi vida en donde se espera recompensa.

Recuerdo mientras escribo aquel cuento que narra que una vez un hombre se encontró con otro hombre y este segundo estaba sembrando unas semillas en el camino. El primer hombre se acercó y lo cuestionó sobre lo absurdo que era estar sembrando semillas por todo el tiempo que implicaba esperar para obtener los frutos. Y el hombre continuó haciéndolo mientras decía algo como “aquellos árboles que yo he disfrutado y de los cuales he podido recoger frutos los sembró alguien que pensó en los que vendrían después”. Y eso es dar sin esperar, eso es entregarse sin egoísmos. Como parte de una sorpresa familiar resulté yendo a Milán y a Venecia. Y lo positivo de no planearlo es que aquello que llegó fue bienvenido y las expectativas que había construido de alguna manera no solamente se cumplieron sino que sobrepasaron mi pensar. Recorrí algunos de sus sitios turísticos compartiendo un poco y esta vez tomando menos fotos de lo que usualmente tomo. Italia me dio calor humano y del sol también; me regaló un buen sabor de pasta, pizza y helados; recorrí lugares que me hacían pensar en una vida más tranquila y en el contacto con la naturaleza.

Es increíble como los lazos que se han construido en algún momento se sigan manteniendo a pesar del tiempo y de la distancia. Vi fotos de mi niñez en las que compartía con mi amiga y ahora siento que puedo mirar sus ojos y leer un poco en ellos de su propia historia y de lo que en algunas conversaciones pudimos compartir. La generosidad será parte de mi reflexión para las próximas semanas. Estoy segura que si todos diéramos un poco más, incluso, estoy casi segura que si lo damos todo nunca nos faltará porque es como una fuente permanente que fluye, que va y viene sin que haya necesidad de esperarlo.

domingo, 4 de abril de 2010

De crisálida a mariposa

“Entre más grande la prueba, más glorioso es el triunfo”

Estando en Paris tuve la fortuna de toparme con varias películas, gracias a las sugerencias de unos buenos amigos que tengo en esas tierras. Entre ellas una muy corta conocida como El circo de las mariposas, una vez vista quedaron circulando en mi mente ideas sobre el tamaño de nuestras pruebas y como otros seres con GRANDES dificultades – empezando con las físicas – logran hacer más historia. No creo en un Dios que se olvida de algunos, favoreciendo a unos cuantos tan sólo ni mucho menos condenando por “nuestros pecados cometidos”. Creo en cambio que se nos da aquello que nos corresponde junto con el potencial para lograr grandes conquistas, pero somos pocos los que reconocemos que en nuestro ser habitan todos los elementos necesarios para afrontar lo que nos llega a diario, o mejor dicho, lo que nos corresponde karmáticamente vivir. Quienes me conocen recordarán de pronto un ejemplo que suelo utilizar en mi discurso pedagógico y si mal no recuerdo le pertenece a alguien más que me lo enseñó. La vida es un largo viaje en el que cada uno carga un equipaje. Algunos andan con maletas inmensas, otras son maletas incómodas, otras son livianas, otras son de buenas marcas y costosas, pero finalmente todos vamos en compañía de ese equipaje.

Personalmente mi lucha ha sido un poco en hacer que sea ligero pues como dijo mi hermana cuando yo me preparaba para viajar a Londres y pretendía traerme todas mis pertenencias de Colombia, “lo que vas a necesitar no está en la maleta sino en vos”. Retomando el ejemplo que quiero transmitir, durante ese viaje que es la vida vamos aprendiendo múltiples cosas, nos enfrentamos a experiencias dolorosas y/o satisfactorias, descubrimos nuevas dimensiones en nosotros y en los otros, entre otras. Entonces y simbólicamente atesoramos algo, lo que podemos llamar aprendizaje y lo colocamos dentro de esta maleta. La memoria juega un papel fundamental pues nos facilita el acceso a este archivo, eso sí dependiendo de cuanto la ejercitamos. Y cuando de repente vemos que la vida nos está obsequiando una situación diferente, nueva, difícil, compleja… pues nos corresponde recordar que hemos aprendido en el pasado y podemos nuevamente dar solución y asumir eso que llega de la mejor manera. Sé que no es tan fácil como escribirlo porque yo misma me he visto en circunstancias en donde siento que mi maleta está vacía o que la he extraviado en alguna parte. Pero cuando hay una actitud positiva esos archivos se muestran disponibles, logramos encontrar las herramientas y salimos victoriosos como los espartanos en aquel entonces.

La vida es un largo viaje. Que mejor que estar conscientes de ello y saber obrar con inteligencia porque mucho de lo que nos importa e intranquiliza es pasajero, es temporal, es ilusorio. Hoy la vida nos ofrece un reto del cual somos capaces de salir adelante, mañana nos traerá la cosecha de nuestra propia siembra y así sucesivamente esta rueda del Samsara seguirá girando mostrándonos ciclos de luz y oscuridad, vida y muerte, primavera e invierno, alegría y dolor. No participar en esta rueda es un estado que pocos han logrado, por lo tanto y desde mi punto de vista, nos queda la decisión de ser protagonistas y no simples espectadores. Que tan importante es valorar y dar uso a todo aquello que hemos aprendido. Que tan esencial es abrir con más frecuencia nuestro equipaje pues ahí está la voz que sabe, la voz interior que escuchan tan sólo los que permanezcan en silencio por unos instantes.

martes, 30 de marzo de 2010

Caminando hacia el Sol Primaveral

El sábado 20 de Marzo salimos con unos compañeros a realizar una caminata nocturna – la misma que tuve la oportunidad de realizar el año anterior – hacia las afueras de Londres. Todo inició tomando un tren a las 12:15pm y en la estación indicada comenzamos a caminar a eso de la 1am. La noche estaba oscura, la luna no se dejó ver y debido a la lluvia el camino estaba algo embarrado. Sin embargo, la inspiración era clara y todos sabíamos que a las 6am recibiríamos el Sol como símbolo del inicio de la Primavera. Mientras cruzábamos por caminos espesos entre árboles, habían instantes en los que compartíamos alguna que otra palabra con otro caminante, o también, por el contrario nos dejábamos sumergir en el silencio. Lo curioso es que cuando uno está en silencio la mente empieza a generar monólogos, todo tipo de reflexiones y conexiones que con frecuencia se nos escapan a la comprensión racional. Que útil sería aplicar las enseñanzas budistas de estar conscientes de aquello que entra a nuestra mente porque ahí es cuando identificamos esos diálogos internos que a veces son constructivos y otras veces son dañinos.

Observar la naturaleza nocturna me permitía ver su belleza de otro color y algo gracioso era que para uno un tronco gigante en el camino ( como un gran obstáculo! ) se reducía a una rama, lo que parece un lago es un pequeño charco, las ramas forman figuras abstractas, los sonidos se multiplican y los sentidos se abren a una maravillosa sensación de unión con el Cosmos. Tuvimos dos descansos en medio de las 7 horas que caminamos y debo reconocer que tuve un periodo en que mis párpados descansaban mientras mi cuerpo seguía en marcha confiando en quien iba en frente pues esa era la clave para no extraviarse y para continuar a pesar de la oscuridad. Recordé la caminata del año anterior – mi primera en Londres – y como en esa época yo estaba atravesando por otras situaciones, esperaba con ansias que algunos proyectos personales se concretaran y tal vez sin la sabiduría de ir despacio sino por el contrario con un afán absurdo de ver realizados todos mis deseos.

Este año marzo me ha ofrecido otra mirada más en relación con los ciclos que se cierran y se renuevan, con la luz venciendo la oscuridad, con la posibilidad de replantear ideas, cuestionar paradigmas, soltar juicios, y tomar decisiones como Arjuna en el texto de Baghavad Gita. Y siento que un nuevo año ha iniciado, no en enero sino en marzo pues además coincide con mi cumpleaños lo cual simboliza renovación. Las experiencias cotidianas se pueden tornar en alegorías para comprender la vida tal y como es y llego a la conclusión que se trata de andar incluso cuando no hay luz, que se trata de conservar la fe en un nuevo amanecer y que lo que a veces representan obstáculos no son más que oportunidades para hacer crecer nuestra alma que pide a gritos acción pues no disfruta la inercia. Que la Primavera siga expresándose a mi paso mientras otros y yo aprendemos a apreciar lo que un nuevo rayo impregna a su paso.

lunes, 29 de marzo de 2010

En medio de una conversación de hombres

Hace unas semanas venía de regreso a casa en el mismo tren de siempre cuando un par de hombres se sentaron en las sillas de enfrente y sin pensar que hay más gente en Londres de lo que uno cree que entienden el español, iniciaron un diálogo en el cual yo fui partícipe sin ser invitada. Uno de ellos era español y el otro era peruano y este último, diría yo, llevaba poco de estar viviendo acá. Su tono de voz, su curiosidad, sus deseos de expresar, su naturalidad, así me lo comunicó. Pero entonces de un momento a otro empezaron a abordar una temática bastante interesante: las mujeres. Ambos coincidían en decir que con frecuencia se topaban con mujeres muy bonitas y atractivas, de esas que pareciera usaran 2 tallas menos o ahorran en tela para salir medio desnudas cuando yo en cambio necesito cubrirme con bufandas y sacos. Y los minutos transcurrían mientras uno hablaba de lo que para él era importante vivir en un primer encuentro con una mujer pues él consideraba ya no era un adolescente y podía ir directo al punto. Pronunció lo que yo alguna vez había leído o comentaba con amigas “Yo no le pierdo tiempo a una mujer si no me lo da desde la primera cita”. Para quien lo duda “dárselo” es tener sexo, ni siquiera es “hacer el amor”.

El otro hombre se reía aprobando dicho comentario mientras yo pensaba en lo superficial que son los lazos que se pueden crear, en la imagen que muchos tendrán de “nosotras” pues finalmente somos un objeto sexual y para ofrecer un producto en nuestra sociedad materialista en muchas ocasiones la presencia de una mujer en ropas ligeras parece que es fundamental. Yo pretendía mirar por la ventana mientras seguía en medio de este par, los cuales incluso daban detalles de mujeres con las que a veces se encontraban, mujeres con trajes que dejan ver claramente las curvas y siluetas, con escotes que ofrecen un panorama, pero por más grande que sea el escote el alma nunca se muestra sino por el contrario se esconde detrás de un pequeño cuadrito de tela. Parece que los hombres disfrutan dejar volar su imaginación hacia lo que hay detrás de unas prendas por eso yo siempre he pensado que la belleza interior es otra cuestión y que tan sólo algunos hombres estarán curiosos por descubrirla. No los culpo porque observo al mismo tiempo como la mujer se ofrece, como se vende como si fuera un maniquí en una vitrina reclamando a gritos la atención, olvidando su rol femenino por el hecho de capturar al sexo opuesto haciendo uso de su capacidad seductora.

Y cuando pienso en esto me miro a mi misma y decido que es mi alma la que entrego y no solamente mi cuerpo. Que hermoso es estar frente a un espejo y ver a la mujer soñadora que se esconde. Prefiero y me quedo mil veces con la mujer que no lo da en la primera cita porque prefiere esperar al príncipe y soñar con castillos, prefiere un hombre que note lo que un cuerpo desnudo no logra comunicar. Me quedo con estas mujeres y con estos hombres que dan al sexo un sentido mágico y profundo, ese significado que hoy brilla por su ausencia.

sábado, 13 de marzo de 2010

Un día para pensar en el Amor

Hace unas semanas se celebró el Día de San Valentín. Días antes de la fecha la ciudad se inundó de bombas, flores, tarjetas, peluches, chocolates y corazones.. todo esto con la intención de motivar a las personas a expresar el amor a aquellos seres con los que seguramente comparten la cotidianidad pero que en medio de la jornada tendemos a olvidar las pequeñas expresiones de afecto. Y mientras observaba esa dinámica me veía a mi misma sin la necesidad o sin el deseo de ser partícipe en la celebración, quizás porque en Colombia nuestra fecha es en septiembre o talvez porque en mi cabeza rondan nuevos pensamientos sobre lo que es el Amor. Y cuando me refiero al Amor no hablo en exclusivo de las relaciones afectivas con otros seres sino del sentimiento fraternal y universal en el que damos cobijo sin discriminación alguna a todo lo que nos rodea. Amamos incluso los Ideales, las enseñanzas de muchos filósofos que en el pasado dieron respuestas a nuestras actuales preguntas, amamos las flores que decoran nuestros pasos, amamos el Sol que nunca duda en hacer su aparición diaria – no hay opción para decir: Hoy no lo haré! Estoy cansado. Mejor mañana – y amamos también la lluvia que limpia y renueva.

Viviendo en Londres he tenido que descubrir la belleza en el invierno, en la lluvia, en la nieve, en el clima inestable, en la aparente frialdad de las personas. Si es lo que queremos, el corazón puede abrirse para amar a todo aquel/aquello que hace posible nuestra existencia. Un breve ejemplo que alguna vez escuché: Cuando estamos desayunando y degustamos esos alimentos, pensamos acaso en todos los seres que hay implicados? Aquel que sembró la fruta, el que la cosechó, el que la transportó, el que la vendió, etc.. Pensamos acaso en los rayos del sol que dieron vida a esa semilla, en el agua, el viento…etc.. En fin, no me extiendo pero fácilmente podría hacerlo para reconocer la interdependencia que existe y que a menudo ni siquiera agradecemos. Pero cuando nos conectamos con el Amor, ese que es sublime y profundo, dejamos la preocupación por el beneficio propio y disfrutamos la maravillosa posibilidad de crear lazos y de alimentar los que ya tenemos. Que diferente sería el mundo, cuanto podríamos crecer internamente si damos cobijo al Amor que libera, el que no espera, el que se entrega, el que no pesa, el que aumenta, el que no se agota sino que se multiplica al darlo. Si me encontrara con Cupido no dudaría un instante en pedirle que nos impregne de Amor.

Mientras caminaba "conscientemente"

Inspirada en un ejercicio budista del grupo al cual vengo asistiendo desde el año pasado me he motivado por unos cuantos días – y con la idea de incorporarlo en mis hábitos - a la práctica de “mindful walk” (caminata consciente). El acto de caminar entonces se puede tornar en una acción más consciente en donde incluso nuestro cuerpo y nuestra mente se conectan por instantes para dar la calurosa bienvenida a un sin número de sensaciones, ideas y vacíos. Y es que a veces nuestro caminar se torna en un trote, en estar a las carreras mirando un reloj que nos recuerda que debemos acelerar el paso para llegar a tiempo a nuestro destino. Por ello se nos ha olvidado lo profunda que puede llegar a ser una corta caminata cuando nos disponemos plenamente a vivirla, cuando nuestros sentidos se entregan por completo y entonces nuestros ojos empiezan a observar y a notar cosas que siempre han estado ahí pero que hemos ignorado; nuestros oídos se vuelven sensibles a cada sonido, algunos más armónicos que otros; nuestro cuerpo percibe su propio peso y tensión; nuestros labios degustan el sabor de la libertad y hasta incluso se nos da la posibilidad de oler nuestros propios recuerdos y proyectos.

Y esta experiencia que empezó como un reto dentro de mi curso se ha transformado en una actitud ante la vida. Debo reconocer que en ocasiones olvido y entonces me veo como muchos otros corriendo para alcanzar el bus – lo cual cuando llegué a Londres me sorprendía -, corriendo para coger el tren, corriendo para llegar puntual a mi trabajo, corriendo para lograr atender los compromisos que yo misma he colocado en mi vida… pero con frecuencia traigo a mi mente las enseñanzas budistas en este sentido y ese alto me permite de nuevo gozarme los minutos que a diario camino. Caminar es algo que todos hacemos, es algo sencillo, es algo que o se vuelve rutinario o lo enriquecemos con una nueva mirada, con el alma abierta para aprender de cada cosa que hay a nuestro alrededor: de cada ser que se atraviesa, de cada mensaje que está ahí afuera… detrás de un árbol, detrás de una sonrisa, detrás de un hombre ciego cruzando la calle, detrás de una pareja enamorada, detrás de un niño llorando, detrás de la lluvia… detrás de TODO. Y todo esto y más siempre han estado ahí esperando a que lo notemos pero ser parte de esta sociedad nos tiende a volver insensibles y a atender lo que supuestamente es más importante.

domingo, 21 de febrero de 2010

De frente a la Acrópolis, Atenas

He decidido iniciar este blog con la inspiración de unos días en Atenas, en donde curiosamente o causalmente tuve la oportunidad de toparme con la imagen Seshat en uno de los museos que visité en donde tenían una colección egipcia, y recordar así mi propósito con la escritura. Atenas no solamente le brindó calor a mi cuerpo (Temperatura promedio 17oC – 22oC) sino que además alimentó mi alma con numerosas situaciones que hoy encuentro difícil de resumir. Haré un intento para hacer honor a la lucha contra el olvido pues hoy regreso a Londres con un equipaje invisible de experiencias y aprendizajes. La mayor alegría fue estar de frente a la Acrópolis y contemplar su imponencia, evocando un poco lo que en su momento fue y viendo claramente lo que el Hombre puede llegar a Ser, a vivir, a construir cuando se nutre de una presencia divina. Cada lugar, cada templo, cada escultura en honor a los dioses; se habla de iniciaciones, de historias y mitos “asombrosos” para nosotros en donde hay héroes en batallas guiados por la sabiduría de Atenea; en donde Sócrates y Platón plantearon su filosofía, ideas que a mi parecer siguen estando vivas; en donde un Oráculo representaba una parada esencial de muchos que buscaban conocer su futuro; en donde Dionisios celebraba con vino las victorias, entre otras.

Con una sonrisa en mis labios caminé en las aguas de Poseidón y frente a ese Mar Mediterráneo el sol se fue ocultando obsequiándome una vista que pretendí capturar con mi cámara, con el temor talvez de olvidar lo que un instante como ese me hace reflexionar interiormente.

Y mientras escribo veo desde un avión nuestra Tierra, todo un rompecabezas de colores, una mezcla de retazos de diversos tamaños. Y pensar que en cada pieza hay belleza, hay historia, hay una expresión de lo que yo llamo “fuerza superior”. A veces estos viajes a otros lugares se tornan como el largo viaje de Ulises en busca de su Itaca. Finalmente el gran viaje es el que hacemos en nuestro interior, lugar en el que hay zonas oscuras y luminosas, en donde podemos enfrentar incluso un Minotauro – aparentemente invencible – o incluso hacernos amigos de las musas que mueven nuestra capacidad de asombro ante la realidad que nos rodea.
Gracias Atenas por aquello que has fortalecido en mi, porque con tu magia me transportaste y entre dioses pude de nuevo sentirme como la guerrera que asume con mayor inteligencia los retos cotidianos.

miércoles, 13 de enero de 2010

Saludo de Bienvenida


Hoy, doy nacimiento a un espacio personal - y porque no, colectivo - para compartir reflexiones que surgen de mi propia cotidianidad. Ese diario vivir que a veces se torna rutinario pero que nos muestra con frecuencia situaciones en las que nos detenemos por instantes a observar, a asombrarnos, a cuestionar nuestra forma de ver y entender lo que llamamos realidad.

Busco la inspiración no solamente en mi interior pues disfruto la posibilidad de plasmar en líneas mi sentir y mi pensar sino además invito a Seshat, diosa egipcia de la escritura y de la historia, para que de su mano yo pueda ser tan sólo un medio que despierte o alimente en otros la semilla de la reflexión.

Quizás por naturaleza humana o más bien, por la época en que la humanidad se encuentra he llegado a la conclusión que fácilmente olvidamos, que carecemos de la habilidad para recordar lo que hemos aprendido y por ello la vida a veces se torna en un círculo que vuelve a traernos de nuevo lo que en algún momento ya habíamos creído superar. Entonces aparece una extraña sensación de no lograr comprender por completo las vivencias, lo que mentalmente construimos a través de ellas y las acciones que adoptamos, las cuales deberían ser reflejo de un motor más sublime y menos superficial.

Mi objetivo inicialmente es luchar, con el mejor sentido de la palabra, contra ese olvido para que aquella batalla interior en la que todos de alguna manera somos protagonistas, tenga más sentido, tenga un norte más claro y consciente. Expreso desde este inicio que mi intención es compartir, pero sin ninguna intención de juzgar, criticar, o comparar lo que hasta el momento la experiencia me dice con lo que otro u otros puedan concebir. Respeto profundamente los procesos individuales y agradezco a mis futuros lectores sus aportes en este proyecto que he querido materializar comenzando el 2010.

De la mano de Seshat,

Natalia