"Señora de los libros", "Señora de la Escritura",

sábado, 30 de octubre de 2010

El hombre que busco

Un hombre...
con el que pueda construir
con el que pueda ser YO sin miedo a ser juzgada
con el que pueda sonreir, divertirme, reir a carcajadas
con el que pueda explorar la sexualidad sin tabúes y sin temor
con el que pueda leer un texto en compañía con el que pueda compartir unas crispetas y una película romántica
con el que pueda hablar abiertamente de cualquier tema (incluyendo religion, familia, economía)
con el que viaje, cante, baile, cocine, duerma, descubra

Un hombre que sea independiente
que no busque una mamá sino una amante, una compañera de ruta
que tenga sueños y proyectos personales
que tenga inquietudes ante la vida
que se pregunte, que busque respuestas, que siga preguntándose,
que medite, que reflexione, que de vez en cuando escuche su alma para dar prioridad a lo espiritual y lo profundo y no lo superficial

Un hombre que sepa alimentar la relación con detalles
que me sorprenda y que se deje sorprender
que me apoye en mis decisiones
y me haga ver con ternura y con objetividad su punto de vista cuando no comparta mi opinión
que me escuche y me haga partícipe de su mundo interior
que me despierte un día con una canción (aunque no tenga la mejor voz)
o proponga algún plan para pasar el día juntos

Un hombre que tenga la intención – y se note – de conocerse
que no se conforme con lo que es y lo que tiene
que tenga los pies bien puestos en la tierra pero su mirada hacia el horizonte
que no le de miedo de arriesgarse ni a enfrentar cualquier batalla interna
que reconozca sus errores y aprenda de ellos
que sepa discernir con sabiduría ante cualquier situación que se presente….

Un hombre que no sea perfecto pero que tenga deseos de ser mejor,
ese es el HOMBRE que busco con la esperanza que
yo sea la mujer que él busca.

jueves, 28 de octubre de 2010

Lo que el otoño se lleva

Definitivamente el otoño es una estación hermosa. El suelo se viste de colores y los árboles parecen perder su traje sin lamentos, sin dolor porque aunque queden desnudos por unos meses tienen la certeza que volverán a estar rodeados de hojas, flores, pequeñas criaturas, y que por supuesto, tendrán la oportunidad de renacer una vez más. Observo al caminar las tonalidades de estas hojas; percibo el viento frío que me recuerda que el invierno se aproxima; y algo en mi interior se estremece al invitarme a “dejar ir” (let it go), a dejar partir, a soltar todo aquello que a veces tiendo a cargar sin necesidad alguna, y que por el contrario, cuando vuelvo a topármelo entonces se reviven situaciones grises. Me imagino que esto es parte de vivir y que el hecho de movernos en un mundo dual hará que siempre estemos experimentando los extremos: la felicidad y la tristeza, la luz y la oscuridad, la vida y la muerte, el éxito y el fracaso, entre otras.

Mientras seamos protagonistas de esta rueda de la vida, la rueda de Samsara como la llaman en la India, nuestra barca irá navegando hacia extremos y tan solo cuando haya mayor conciencia entonces nuestro navegar será inspirado en armonía, en paz y en plenitud. Cuando veo pasar el tiempo y me confronto a mi misma de nuevo, despiertan multiples inquietudes de las cuales tengo respuestas en construcción. Y cuando llegan otra vez las preguntas, entonces pareciera que tuviera que alimentar a mi mente con alguna explicación racional y lógica, cuando no siempre las encuentro. Pero si en cambio trato de contactar mi voz interior, esa sí sabe y comprende los procesos por los cuales he atravesado, las conquistas y derrotas que mi alma ha vivenciado, las luces y las sombras que son parte de esta manifestación corporal y de este paso por la Tierra.

Que paradójico resulta a veces que lo que muchos han señalado como nuestra mayor expression de evolución y lo que suele diferenciarnos del reino animal, la capacidad mental, es la que muchas veces no termina siendo la major guía. Creo más en la existencia de una sabia voz que ha aprendido, que ha recorrido grandes distancias y ha explorado en distintos tiempos, una voz que me orienta y me recuerda el sentido de mis pasos. Y entonces, si de repente me enfrento a una multitud de dudas, una particular sonrisa se dibuja y mis ojos se empañan porque dentro de mí está lo que busco. Eso que mantengo buscando, eso que a través de mis viajes, de la gente que conozco, de los libros que leo, de las películas que veo, de las canciones que canto, de los templos que visito, de los planes que construyo… eso tan solo se hace visible cuando estoy lista para aceptarlo.

A veces me hubiera gustado ver ciertas cosas algunos años atrás pero todo tiene sentido y esta vida no es más que una larga aventura donde podemos decidir ser héroes cotidianos o simples espectadores. Que el otoño nos permita despedir sin nostalgia lo que debe irse, y que nuestra atención se mantenga abierta a dar la bienvenida a todos esos pequeños mensajes que a diario suelen aparecer en nuestro sendero.