"Señora de los libros", "Señora de la Escritura",

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Pensando en el 2012


Es costumbre y lo llevo hacienda ya varios años que cuando llega la navidad, o mejor dicho, el fin de año, yo saco un espacio para pensar y decidir lo que quiero para el nuevo año. Debo reconocer que soy algo optimista, porque al final no tengo la certeza ni siquiera de mi propia existencia pero me agrada el juego de poder que se nos otorga cuando decidimos, cuando con lápiz en mano nos atrevemos a soñar con aquellas cosas que queremos. Por eso dudo igual que la vida sea el resultado de buena o mala suerte. Para mí es en cambio una mezcla entre nuestras propias decisiones y lo que la vida nos tenga como obsequio. Sé que habrán sorpresas y que no todo está bajo mi control. Esto a veces me asusta o me inquieta porque me hace sentir débil ante las leyes universales; pero con actitud filosófica sabemos que depende de nosotros la manera como respondemos, la manera como reaccionamos ante esos obsequios que se nos otorgan con el paso de los años. Algunos llegan cargados de luz y triunfo, otros en cambio nos recuerdan las cadenas que nos aferran, los apegos que se consolidan y los temores que se esconden en nosotros.

Estos días he tenido el tiempo de sentarme a escribir las resoluciones y lo he hecho pensando en 4 aspectos que considero esenciales en mi vida: lo físico, lo emocional, lo mental y lo espiritual. Cada uno de estos componentes contribuye de manera significativa como las 4 partes de las alas de una mariposa. Para que pueda emprender un vuelo sano y alto, debo encargarme por velar que las dimensiones se distribuyan de la mejor manera. En ocasiones suelo expresar que aunque mi vida es inspirada por un ideal espiritual, ello no significa que no otorgue atención alguna a aspectos más concretos y/o superficiales. Si poseemos un cuerpo físico, entonces es claro que hay que atender sus necesidades. Y así sucesivamente con otros tantos cuerpos que nos caracterizan.

Solemos poner poco o nada de atención al mundo espiritual porque es tan sublime y tan elevado que pareciera que no entra en nuestras prioridades. Sin embargo, mi poca experiencia me ha enseñado que podemos encontrar armonía en ambos aspectos. Que el hecho de reconocernos seres espirituales en una manifestación humana no indica que descuidemos nuestra alimentación, ni nuestras horas de sueño, ni mucho menos que no tengamos aspiraciones materiales ni profesionales. De alguna u otra manera esta complejidad de ser humanos nos coloca en la posición de reflexión ante todo aquello que poseemos, aquello que tenemos a nuestro alcance y aquello que vislumbramos a lo lejos.

Que el 2012 nos permita: hablar menos y reflexionar más, preocuparnos menos y amar más, guardar menos y expresar más, juzgar menos y perdonar más, comprar menos y obsequiar más, hacer menos y ser más nosotros mismos, retener menos y soltar más… Que sea el año que necesitamos para seguir despertando de este gran sueño en el que solemos dormirnos.

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